En su Montevideo natal formó un grupo de música junto a sus compañeros del colegio, hizo comerciales y realizó talleres de actuación. Nicolás Furtado soñaba con triunfar como actor y en el 2006 ingresó a la Escuela de Teatro de Uruguay hasta que el productor Quique Estévanez lo convocó para sumarse al elenco de la telenovela “Dulce Amor”. Luego, tuvo una participación en “Somos Familia” y decidió quedarse a vivir Argentina. Hoy, a los 28 años se luce con su personaje de El Bicho, en “Educando a Nina”: un cuartetero que la rompe y tiene tres coristas: Griselda Siciliani, quien además es su novia en la ficción, Jorgelina Aruzzi y Chachi Telesco. “Estudié a todos los cuarteteros. Miré muchos videos del recordado Rodrigo, de su hermano, Ulises Bueno y de la “Mona” Jiménez . Busqué los matices del cuarteto para darle color al personaje. El Bicho es cordobés, tengo que hablar con la tonada. Es raro pero a la vez es un desafío interesante. Tenemos un coach que es de allá, y nos ayuda a componer los caracteres, a buscarles el tono. Pero a la hora de improvisar es muy lindo, ya que las escenas que hacemos con Griselda Siciliani son desopilantes. Arrancamos siendo novios, pero a lo largo de la historia ella se relaciona con Esteban Lamothe. El Bicho es muy querible, un tipo infantil y seductor. A veces nos tentamos de risa y disfrutamos cada momento, íbamos a terminar de grabar este mes, pero seguimos hasta fines de noviembre”. Con respecto a su look cuenta que se había decolorado el cabello para componer el rol de “Diosito” en “El Marginal”, el unitario emite en la TV Pública y por una decisión de la producción le propusieron que se tiña de violeta. “Yo no estaba de acuerdo, entonces, cada día me aplican sobre el pelo decolorado un producto especial y el cabello queda violeta. También tuve que ganar peso y músculos, por eso, cada vez que puedo practico crossfit. A veces no puedo hacerlo por falta de tiempo pero juego al fútbol con mis amigos para despejar la cabeza o salgo a correr ya que el trabajo me provoca un desgaste mental importante”.
Nicolás cuenta que extraña a su familia, pero trata de viajar una vez por mes a Uruguay o sus padres lo visitan en Buenos Aires. “Mi madre es profesora en un colegio secundario, mi papá es farmacéutico y mi hermana profesora de francés y lingüística”. Dispuesto a probar suerte como actor, admite. “Yo sabía que en algún momento me tenía que ir de Uruguay. Los lugares posibles para probar suerte eran Argentina, España y México. Salió la oportunidad de venir acá y no lo dudé; no me pagaban ni el alojamiento, pero me vine igual. Al principio viví en un hostel, un tiempo en la casa de un amigo, en fin, dormía donde podía, pero me la banqué. Quise experimentar un nuevo desafío y llegó con este personaje que, por suerte, le gusta tanto al público”, cuenta. La varita mágica que sólo toca a unos pocos, le permitió afianzarse y alquiló un pequeño departamento en Palermo. “Mi casa tiene poca decoración: fotos de mis sobrinos, un par de cuadritos que me traje de Tailandia, varios libros y nada más. A veces cuando llego de grabar cocino algo, sino, saco del freezer y caliento algo que me dejó mi mamá preparado”
Cuando le preguntamos acerca de su estado sentimental, contó que en estos momentos está abocado al trabajo. “La vida del actor tiene mucho de filosofía. No me gusta dispersarme. Estoy con todas las energías puestas en mi profesión. Estoy soltero, no tengo tiempo para enamorarme. Me gusta mucho viajar, agarrar la mochila y partir. Siempre quise recorrer América Latina, pero lo voy a dejar para más adelante ya que tengo muchas ganas de hacer teatro. Todas las semanas leo una obra; y recientemente opté por un unipersonal que escribió un autor argentino, pero más no puedo contar, tengo que registrarla, primero”, cuenta entusiasmado.
Su escultural figura no pasa desapercibida en la calle, muchas chicas lo reconocen debido a la popularidad de El Bicho, sin embargo, Nicolás admite que es vergonzoso. “En general uso gorrita y lentes. Otras veces, nada, pero me reconoce todo el mundo, algunos me gritan Bicho, otros Nico. Es muy lindo todo aunque a veces me resulta difícil convivir con la popularidad, de todas maneras, la gente siempre se acerca con buena onda. Tampoco quiero ser un galán, que me encasillen en ese rol por eso rechacé hacer campañas de ropa interior. No me veo posando de esa manera. Cuido mi imagen, pero cuando actúo no me importa verme feo, sin dientes o con los pelos de colores, según lo requiera cada papel. Soy muy, pero muy feliz actuando”, finaliza.