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ACTUALIDAD 22-02-2018 23:37

Adabel Guerrero, feliz muestra su pancita de 7 meses

La gran vedette esta en el mejor momento de su vida, esperado a su primera hija junto a Martin Lamela y develó :“Mi hija se llamará Lola”. ¡Detalles! Galería de fotosGalería de fotos

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Vive “el momento más feliz” de toda su vida. Así, con esas palabras, Adabel Guerrero (39) anunciaba hace poco más de tres meses su embarazo, tras años de búsqueda junto a su pareja, Martín Lamela (42). Hoy, transitando el séptimo mes, “Ada” confiesa estar atravesando un momento de plenitud, contando los días para conocerse con “Lola”, el nombre elegido para la niña en camino. Instalada en Carlos Paz, la artista disfruta de su embarazo en la tranquilidad de las sierras cordobesas mientras protagoniza la obra “Bien Argentino”, donde sorprende al público en su nuevo rol de cantante.

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“Es una temporada diferente a cualquier otra. Subo al escenario embarazada de siete meses y medio para cantar, algo que como bailarina hubiera sido imposible a esta altura y me encuentro con otro grado de emoción en el plano artístico. Canto un tema muy particular, que se lo dedico a mi bebé y creo que nunca me pasó algo tan mágico arriba del escenario. Siento que es algo único todo lo que estoy viviendo”, confiesa Adabel en diálogo con CARAS.

—¿Cómo transita el embarazo?

—Estoy ansiosa. Tengo ganas de conocerla, de verla, tocarla, acariciarla, vestirla y ya quiero acostarla en el medio de los dos porque pienso hacer colecho (risas). Tengo mucha ropita preparada porque apenas termine la temporada y vuelva a Buenos Aires, ya estaremos a días de que nazca. Me siento feliz, plena y tranquila. No es un bebé que llegó y no lo esperaba. Esta hija llega en un momento perfecto. Es un bebé muy buscado, que se da en un momento de mi carrera justo, porque como profesional hice absolutamente todo lo que quise y ahora me veo en otra etapa.

—¿La sensibilizo el embarazo?

—Estoy más llorona. Me meto en youtube para ver videos e investigar. Soy muy curiosa y veo cómo es un bebé en la panza a los seis meses y algunas de esas imágenes me hacen llorar mucho. Lo bueno de esos momentos es que no es un llanto de angustia o de tristeza, sino que es de emoción, algo que es único y que no lo había vivido antes.

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—¿Qué rol cumplió su pareja, Martín Lamela, durante todo el embarazo?

—Es una persona con la que estamos juntos desde hace nueve años; que me da seguridad, confianza. Martín lo toma con mucha tranquilidad y me pide que me relaje, que no compre todo ya, que haga una pausa. No vive mi ansiedad de tener todo listo. El ya es papá de tres varones de su matrimonio anterior y siento que le doy algo nuevo con Lola, nombre que me tatué antes de quedar embarazada.

—¿Cómo es eso..?

—Lola tiene un sentido muy especial para nosotros. Era una palabra de la pareja que usábamos cuando empezamos a salir y no nos animábamos a decirnos te amo. Entonces la conversación cerraba con un “lola”, que era más que un te amo. Era una palabra nuestra, propia. Cuando empezamos a buscar un bebé y comencé a pensar en nombres decidí tatuármelo, antes de quedar embarazada y lo hice con un doble sentido. Primero porque es el resultado de nuestro amor y después porque es una palabra que significaba mucho para la pareja.

—¿Cómo se imagina como mamá?

—Voy a intentar ser la mejor. Me imagino una mamá muy presente. Quiero que ella crezca tranquila y segura, libre. Me gustaría que fuera educada con los demás, autónoma… Ya en la panza se banca que me acuesto a cualquier hora, funciones, los ruidos. Quiero que ya se acostumbre porque así va a ser su vida.

—¿Sigue haciendo terapia?

—Sí y me ayudó muchísimo. Yo venía con el trauma de no poder ser madre. Dudaba mucho respecto a si podía estar capacitada para ser mamá. Viví una infancia complicada; no tuve los mejores padres porque no fueron precisamente un ejemplo y tuve muchos años de terapia para amortizar todo lo que viví. Tantos años con Martín también me ayudaron a poder volver a tener confianza en el otro y a sentirme cuidada. Pero yo sentía que no iba a saber manejar la situación con un hijo. Terapia y tres años de psicología en la facultad, momentos en los que me tocó ver temas vinculados a la psicología evolutiva me permitieron transitar esa etapa. Yo lloraba cuando estudiaba psicología evolutiva y esa parte de la carrera la transité de manera muy sensible y hoy me siento muy segura y contundente. No sé qué va a pasar después pero puedo decir que me ocupé para estar preparada para la llegada de este bebé.

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