Ya no les importa el valor histórico ni la belleza arquitectónica de la lujosa mansión que tienen Carlos de Ingalterra y su esposa Camilla Parker Bowles en el pueblo de Allington, en el condado de Lincolnshire.
La lujosa propiedad construida entre los años 1500 y 1600, y que fue residencia por muchos años de la pareja, hoy está en venta, y son varios los motivos por lo que decidieron deshacerse de ella.
La vivienda ostenta hermosos jardines con una exuberante vegetación y coloridas flores, que coronan la piscina y la cancha de tenis profesional. También tiene un establo, una huerta enorme, varias fuentes, hamacas y rincones encantadores pensados para la lectura y el relax.
Las 32 hectáreas que ocupa la mansión, en la que además hay cabañas para el personal y residencia para los invitados, tiene en su casco principal, de estilo clásico rural, ocho dormitorios, bodega, sala de juegos, biblioteca y en la cálida decoración predomina la madera.
Pero toda esa majestuosidad no es suficiente para retenerla ya que en ella hay una historia que a la pareja le perturba por demás. Dicen que fue en ese lugar donde comenzó la historia de amor del príncipe Carlos con Diana Spencer y también fue ahí donde, a las escondidas, Carlos y Camilla, tenían sus encuentros de amantes.
La duquesa, ya no quiere ni ir a ese lugar, porque además de la historia real vivida ahí, también hay otros temas que la perturban ya que asegura que la casa está embrujada y ella misma pudo sentir en carne propia la presencia de los espíritus que la habitan, algo que ocurrió en varias ocasiones.
Por tal motivo, decidieron ponerla a la venta por la suma de 4,4 millones de euros pero habrá que esperar a que alguien la quiera habitar porque la presencia de los fantasmas es por demás conocida.