Ni la lluvia que caía sin pausa sobre el aeropuerto de Oslo Gardermoen pudo contra su innato glamour. Bastó que Máxima (50) asomara en la escalerilla del avión que aterrizó en suelo de Noruega para que todos quedaran sorprendidos ante su presencia. Junto al rey Guillermo (54) rápidamente se trasladaron al Palacio Real, una construcción neoclásica de 1848 ubicada en Slottsplassen, donde los aguadaban el rey Harald V (84) y su esposa Sonia (84), a quienes los une una especial relación que quedó en evidencia con un trato cariñoso y de cómplices bromas. En la reunión cuyo fin era afirmar la excelente relación entre sus países, Máxima volvió a destacarse con su vestido verde esmeralda, de seda.
Una creación inspiración vintage que hace honor a los bocetos de los primeros años de Christian Dior, que tiene desde hace 8 años de su diseñador preferido, Natan. Oufit que completó con stilettos, guantes y tocado de Fabbienne Delvigne, más sus aros de esmeraldas, tal como la mostró el sitio guacamauly.com. Más allá de las risas, el matrimonio se mostró preocupado por el estado de salud del rey Harald V quien aún debe usar un bastón para movilizarse debido a la operación de rodilla a la que fue sometido en enero.
“Nos une una excelente relación porque compartimos los mismos valores”, explicó Máxima. Sólo cuarenta y ocho horas permanecieron en Oslo ya que luego estuvieron presentes en la inauguración de la sede de AFAS Software, “Tech Company HQ”, en Leusden, muy cerca de Uthrech. Y allí Máxima volvió a brillar en verde esmeralda –un tono que es sinónimo de empoderamiento– con un vestido de Natan, con cuello redondo y cinturón finito, que tiene desde 2017 y que acompañó con pamela de Fabbienne Delvigne, stilettos con vinilo, sobre y guantes pero, esta vez, sin aros.