Durante este año, en varias columnas hablé sobre arte, diseño de interiores, psicología del color y, especialmente, sobre mis obras. Pero poco hablé de lo importante que se volvió defender a la artista que soy; y hoy quiero contagiar, de alguna manera, la necesidad imperiosa de encontrar lo que uno realmente ES.
En mi caso, puedo decir con total certeza que mi conexión con el arte me atraviesa de tal manera que se convirtió en la parte favorita de mi personalidad. Gracias al arte me expreso en libertad, perdí toda vergüenza de hablar en público, disfruto comunicarme con la gente y los medios, contar mi historia, mi experiencia en el arte, mis proyectos y, sobre todo, la felicidad de saber que soy quien realmente quiero ser: ARTISTA.
Este año me invitaron de distintos medios y fui descubriendo que, al compartir mi historia, no sólo puedo llegar mejor a la gente, sino que también es una gran oportunidad para contagiar a más personas las ganas de hacer lo que realmente nos apasiona, ya sea el arte, como en mi caso, o cualquier otra cosa que, por distintos motivos, se posterga o se anula.
Ya sea con una pantalla enfrente, un micrófono o una charla presencial, voy buscando oportunidades para contagiar el sentimiento de dejar a un lado la inseguridad y pelear por esa faceta que hace que mantenerse despierto por ocurrencias creativas sea un privilegio y no un calvario de insomnio vacío. Escuchar esa voz interna que te dice que prestes más atención y pongas tu esfuerzo en aquellas cosas que te definen en la vida; esas que hacen que, cuando hables de ellas, no puedas evitar sonreír.
Unas semanas atrás tuve la increíble oportunidad de dar una charla en el colegio secundario de mi hija y hablarle a un grupo de adolescentes de 5to año con orientación en Artes Visuales. Mi principal intención fue sugerirles que se escuchen a sí mismos, que descubran cuál es la llama que los mantiene encendidos y que trabajen muy duro para hacer lo que haga falta para alimentar ese fuego siempre. Nadie dice que sea sencillo ni que no requiera mucho trabajo y esfuerzo, pero la clave es justamente alimentar ese fuego interno y ser su mejor versión.
Siento que no hay una fórmula para el éxito ni para la felicidad, pero que, si podemos mantener esa llama encendida y no dejar que la rutina, las obligaciones y las opiniones ajenas la apaguen, seremos nuestra mejor versión; en mi caso: SER ARTISTA.
Sabrina Sust
Ig: @arte.sust
www.artesust.com.ar
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