Entre los paseos tradicionales que enamoran a quienes visitan la ciudad, hay tres imperdibles que muestran la esencia del verano barilochense:
1. Circuito Chico y Cerro Campanario
El recorrido panorámico más famoso de la región combina bosques, lagos y miradores que ofrecen una postal distinta a cada curva. Dentro de este circuito se encuentra el Cerro Campanario, reconocido por National Geographic como una de las “10 mejores vistas del mundo”, un ícono de la Patagonia.
Para llegar a la cima se asciende en aerosilla, un trayecto de unos diez minutos que desde el inicio regala panorámicas increíbles del Nahuel Huapi, sus penínsulas, las montañas y los bosques que caracterizan a Bariloche. La experiencia culmina en lo alto, donde el mirador ofrece una vista de 360° que fusiona naturaleza, fotografía y emoción.
2. Villa Traful y Villa La Angostura: el clásico Circuito Grande
El Circuito Grande comienza bordeando el río Limay, donde el paisaje se abre hacia la estepa patagónica y aparecen las formaciones rocosas del Valle Encantado, sorprendiendo por sus juegos de luces, sombras y siluetas naturales que parecen contar historias según el clima del día.
Desde allí el camino asciende hacia Villa Traful, un pequeño poblado rodeado de bosques nativos y una tranquilidad que invita a bajar el ritmo y contemplar el entorno. La combinación de montaña, lago y naturaleza convierte esta primera parte del recorrido en una inmersión profunda en la Patagonia más auténtica.
Luego, el viaje continúa rumbo a Villa La Angostura, atravesando paisajes cada vez más verdes y llegando finalmente a esta localidad encantadora, conocida por sus bahías, montañas y su estilo alpino característico. El regreso a Bariloche se realiza bordeando el lago Nahuel Huapi, donde cada curva regala una postal distinta del verano patagónico.
3. Cerro Tronador & Glaciar Ventisquero Negro
El Cerro Tronador es una de las experiencias más impactantes de la Patagonia: un volcán inactivo rodeado de bosques, montañas y glaciares que muestran la geología viva de la región. Entre ellos destaca el Ventisquero Negro, un glaciar singular por su color oscuro, teñido naturalmente por los sedimentos y cenizas que arrastra en su descenso.
La excursión combina naturaleza pura, vistas inmensas y la sensación de estar frente a un paisaje que cambia con la luz y las estaciones. Es ideal para quienes buscan una experiencia profunda y distinta, más allá del clásico paisaje de montaña.
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