Establecimiento saludable de límites: la clave para cuidar lo que más importa
Lucio, ¿por qué hablar hoy de la importancia de los límites?
Porque vivimos en una época donde decir “sí” parece ser la norma: sí a más trabajo, sí a más compromisos, sí a más demandas. Pero lo que muchas veces olvidamos es que cada vez que decimos “sí” a algo, también estamos diciendo “no” a otra cosa. Y en muchos casos, ese “no” termina siendo hacia nuestro propio bienestar, hacia nuestra familia o hacia nuestros proyectos personales. Según la Organización Mundial de la Salud, más del 60% de las personas que sufren burnout reconocen que no saben poner límites en el trabajo. Esto muestra que aprender a marcar hasta dónde llegamos no es un lujo, sino una habilidad de supervivencia emocional.
¿Qué significa realmente establecer límites saludables?
Un límite saludable no es una muralla, es una cerca en un jardín: no está para encerrar, sino para proteger lo que crece adentro. Establecerlos no significa ser egoísta ni desinteresado. Al contrario, es un acto de respeto hacia uno mismo y hacia los demás. Cuando comunicamos con claridad hasta dónde podemos llegar, le damos al otro la posibilidad de comprendernos y relacionarse de manera más auténtica.
¿Cómo puede una persona saber si necesita revisar sus límites?
Podemos hacernos un pequeño test. Si respondés “sí” a más de tres de estas preguntas, probablemente necesites revisarlos:
• ¿Contestás mensajes laborales después de cenar?
• ¿Te cuesta decir que no a un favor aunque estés agotado?
• ¿Sentís culpa si priorizás tu descanso?
• ¿A menudo aceptás compromisos que no querés?
• ¿Ponés las necesidades de todos por encima de las tuyas?
¿Qué consejos prácticos darías para fortalecer los límites en el día a día?
Algunos pasos simples que cualquiera puede aplicar:
• Aprendé a decir “no” sin culpa. Un “no” claro hoy evita resentimientos mañana.
• Definí tus horarios. Elegí momentos para trabajar y momentos para descansar, y respetalos.
• Cuidá tu agenda. Antes de aceptar un compromiso, preguntate si está alineado con tus prioridades.
• Poné límites digitales. Silenciá notificaciones o establecé horarios para responder mensajes.
• Practicá lenguaje asertivo, no agresivo. Podés reemplazar frases cortantes por expresiones respetuosas como:
• “Gracias por la invitación, pero hoy no me es posible.”
• “Prefiero no comprometerme en este momento para poder hacerlo bien más adelante.”
• “Te escucho, pero necesito un tiempo para pensarlo.”
Pensamiento final:
Poner límites no es cerrar puertas: es abrir espacio a lo que realmente suma en tu vida.
Porque cuidar de vos mismo no te aleja de los demás, al contrario: es el primer paso para poder dar lo mejor.
La pregunta es inevitable: ¿a qué cosas de tu vida les estás diciendo que sí… a costa de decirte que no a vos?
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