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Al llegar, se saludan. Se van acomodando en círculo. Mauge invita a cada uno a compartir brevemente qué los motiva a participar en el taller.
Un participante muy acongojado quiere constelar un acúfeno, que, siendo músico, le impide trabajar. Posiciona a dos participantes uno para él y otro para el acúfeno en el centro del espacio. Unos segundos después el representante del acufeno se toma la cara dolorosamente y cae al piso… El otro, asustado, intenta ayudarlo.
Al consultante se le ilumina la cara. No sabe si tiene relación, pero recuerda espontáneamente que, si bien no conoció a su abuelo, el papá de su mamá participó de la segunda guerra mundial. Escuchó decir que una mina había explotado a su lado arrancándole parte de la cara y matando a su hermano. Al llegar a Argentina, le daban vuelta la cara en los trabajos y solo consiguió trabajar como músico en un teatro, donde conoció a su abuela, mesera del lugar.
En ese momento, la constelación muta de dolor físico a tristeza y los representantes comienzan a abrazarse y llorar como si se reconocieran.
Mauge acompaña al consultante frente a los representantes, se miran amorosamente, sonríen, se alivian y dicen entre ellos la guerra terminó. Y vuelven a la ronda.
Escucha con atención cada relato, discerniendo entre las palabras lo que queda sin decir, y con delicadeza guía a cada individuo a explorar las imágenes del pasado que persisten en el presente.
¿Cómo se logra acceder al pasado y entender su influencia en el presente?
Las Constelaciones Familiares, desarrolladas por Bert Hellinger son una forma de abordarlas representando simbólicamente las partes para visualizar las relaciones y los patrones ocultos. Al hacerlo, se pueden identificar secretos familiares, lealtades invisibles y eventos traumáticos que afectan nuestra experiencia actual.
¿Cómo se puede explicar este proceso sin recurrir al pensamiento mágico?
La magia deja de ser magia cuando se convierte en ciencia. Serge Tisseron, psicoanalista francés explica el concepto de “cripta” que representa un espacio psíquico donde se guardan los eventos traumáticos, manteniéndolos ocultos para proteger la integridad familiar. Sin embargo, estos secretos generan una carga emocional que se transmite a través de las generaciones, manifestándose como síntomas, enfermedades o patrones de comportamiento inexplicables.
Las Constelaciones Familiares actúan como una llave que abre la cripta, sacando a la luz imágenes, emociones y secretos, permitiéndonos comprender su impacto en el presente.
Hay mucha ciencia detrás de esto, nos basamos en principios biológicos, psicológicos y neurológicos, como los campos morfogenéticos de Rupert Sheldrake desde la etología y el funcionamiento de las neuronas espejo, desde las neurociencias.
¿Cómo se transmite el trauma a lo largo del tiempo?
Además de lo anterior, la epigenética, un campo emergente de la ciencia, ofrece respuestas fascinantes. Los estudios epigenéticos demuestran que las experiencias traumáticas pueden modificar la expresión de nuestros genes sin alterar la secuencia de ADN. Estas modificaciones se transmiten a las futuras generaciones, influyendo en su salud física y mental.
Las Constelaciones Familiares no se limitan a “solucionar” problemas; ofrecen la posibilidad de comprender la historia familiar desde una perspectiva más amplia, honrando a nuestros ancestros y liberándonos de las ataduras del pasado. A través de este proceso, podemos reconocer nuestros propios recursos, sanar las heridas del linaje y construir un futuro más libre y auténtico. Nos invitan a explorar el ático familiar, a enfrentar los fantasmas del pasado, pero ya no en soledad e impulsivamente, sino en un ambiente respetuoso y cuidado. Así, reconstruimos el pasado para que cada participante coloque la pieza faltante del rompecabezas, liberado del peso del trauma transgeneracional.
¿Se puede cambiar el pasado?
No, pero trabajamos en el presente con las repeticiones del pasado, esos recuerdos traslúcidos que emergen constantemente en síntomas. Nuestro objetivo no es alterar lo que ocurrió, sino más bien recordarlo y transformarlo en una fuente de aprendizaje y crecimiento.
Al mirar con amor y comprensión a nuestros ancestros, honramos su historia y sus desafíos. Tomamos lo mejor de su legado para construir un futuro más libre y pleno. Afrontar el pasado nos brinda la oportunidad de procesarlo y, en las Constelaciones Familiares, recordamos para poder olvidar.
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