Diciembre llega con encuentros, brindis, comidas abundantes y un nivel de estrés que suele jugar más en contra que la mesa navideña en sí. Desde la nutrición funcional, la Lic. Valeria Salsi explica cómo prepararnos para las Fiestas, reducir la inflamación y disfrutar sin culpa a través de cuatro ejes simples y efectivos.
Diciembre siempre se siente más pesado de lo que es: compromisos sociales, más trabajo, menos descanso, comidas intensas, alcohol y un ritmo acelerado que nos deja agotados antes de que empiece la celebración. Desde la nutrición funcional entendemos que no es la comida festiva el verdadero problema, sino el estado inflamatorio y de estrés acumulado con el que llegamos a la mesa.
Ese terreno propicio hace que, en estos días, se activen o intensifiquen síntomas como distensión abdominal, niebla mental, cansancio, reflujo o alteraciones del sueño. La buena noticia es que, incluso en este contexto, la nutrición funcional ofrece herramientas concretas para regular la inflamación, mejorar la microbiota, aumentar la flexibilidad metabólica y proteger el eje intestino–cerebro.

La Lic. Valeria Salsi propone cuatro ejes funcionales para sobrevivir —y disfrutar— las Fiestas:
1. Preparar el terreno (antes de la cena)
Priorizar proteína y vegetales en el día previo, hidratarse bien y evitar llegar con hambre extrema es clave. Optar por un almuerzo antiinflamatorio (ensalada + proteína + grasas saludables) y sumar 10–15 minutos de caminata después de cada comida puede cambiar completamente cómo nos sentimos al llegar a la noche.
2. Estrategias inteligentes durante la comida
El método del plato —mitad vegetales, mitad proteínas— ayuda a equilibrar el menú festivo. Elegir opciones caseras, comenzar siempre con agua y seleccionar solo un postre son decisiones simples que tienen un gran impacto.
3. Cuidar la digestión y el hígado
Infusiones como jengibre, menta, boldo o manzanilla y alguna actividad que nos permita sudar favorecen la depuración natural del cuerpo.
4. El día después: reseteo digestivo
Sin castigos ni ayunos extremos. Se recomienda caldos, jugos verdes, frutas frescas (mejor si son frutos rojos), verduras, hidratación abundante, evitar harinas y azúcar por 24 horas y priorizar un buen descanso.
Porque lo que comemos en estas fechas no nos define: somos el resultado de lo que hacemos todos los meses previos. La clave no es evitar la mesa navideña, sino llegar con un cuerpo más regulado y una actitud más consciente. Disfrutar sin inflamarse es completamente posible.
Lic. Valeria Salsi – Nutrición Funcional
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