Gladys Cabezas, la hermana de José Luis Cabezas, reveló cómo se enteró la familia del asesinato: "Dijeron que habían matado a un periodista"

El asesinato de José Luis Cabezas marcó para siempre a su familia. En diálogo con Héctor Maugeri para +CARAS, su hermana Gladys recordó los días siguientes al crimen, entre la incredulidad y el dolor. “No había un cuerpo. Había cenizas, nada más”, contó. “Y cuando le hicieron la primera autopsia tuve que ir. Pero porque yo lo pedí”. Asimismo, confesó que necesitaba verlo para aceptar lo que había ocurrido.

“A lo mejor lo veía pasar por la esquina. Porque decía: ‘No estaba…’. Se veló a cajón cerrado. Yo no lo vi”, explicó. Durante semanas, vivió con la sensación de que su hermano podía aparecer en cualquier momento. “Yo había puesto un contestador y no lo dejaba. Atendía porque decía: ‘A lo mejor es José Luis diciéndome: “No, mirá, estoy escondido, vení a buscarme”’. Yo no lo creía. Entonces tuve que ver eso. Tuve que ver la autopsia”.

Gladys Cabezas: “Era todo ceniza, pero necesitaba saber”

Maugeri quiso saber qué había visto en aquella instancia. “Nada. Era todo ceniza, ¿me entendés?”, respondió. “La vi grabada, pero la tenía que ver. Hasta que salió el ADN, yo decía: ‘A este no lo mataron’. Yo lo veía pasar por la esquina. Pero así, como cuando ves algo rápido”. Recién cuando el ADN confirmó la identidad de su hermano, pudo aceptar lo que había sucedido. “No es algo normal. Créeme. No lo podés entender. Es como si una parte tuya se negara. Como si el cuerpo no quisiera aceptar lo que el corazón ya sabe”.

Gladys recordó con claridad el momento en que se enteraron del crimen. “Imaginate: yo estaba de vacaciones con mi viejo y nos enteramos por la radio”, recordó. “Cuando se dijo: ‘Mataron a un periodista’, mi mamá dijo: ‘Es mi hijo’. Yo le dije: ‘Ay, mamá, no seas ridícula, ¿qué tiene que ver?’. Y era él”. Aquel día estaban en el campo. “Mi hija Marianela adoraba a mi papá y quería dormir con el abuelo. Entonces mi mamá dijo: ‘Ay, me voy a dormir sola… bueno, vení, dormí conmigo’. Y mirá vos: a las 5:15 de la mañana mi mamá se despierta y dice: ‘Ay, mirá qué hermoso día’. Yo le respondí: ‘Mamá, son las 5:15, dormí, estamos de vacaciones’.

Gladys Cabezas: “Nunca me lo olvido”

La emoción la invade al recordarlo. “No me lo olvido nunca. Miré la hora, eran las 5:15, la hora en que habían matado a mi hermano”, dijo con la voz quebrada. “Esa noche nos enteramos por la radio. Fue un flash informativo, que primero contó que habían encontrado un cuerpo calcinado, y después dieron a conocer el nombre. Fue un momento que no se borra más”. Gladys cerró su relato con una reflexión que une la intuición de una madre: “Mi vieja lo supo antes que todos. Y yo lo entendí mucho después”.