Durante su paso por +CARAS, Verónica Cangemi, la soprano reconocida internacionalmente, abrió las puertas de su vida más íntima y contó cómo es ser madre de dos hijos y viajar por el mundo cantando ópera. En una distendida charla con Héctor Maugeri, la cantante mendocina reflexionó sobre cómo equilibró su carrera con la crianza de Joaquín y Manuel, hoy ambos músicos. Entre aeropuertos, teatros europeos y escuelas a distancia, reveló los sacrificios y recompensas de su vida como madre y artista.
La familia Cangemi respira música. Verónica siguió los pasos de su madre, la maestra Fenicia “Pepa” Cangemi, y llevó su apellido a la cima de la ópera mundial. Hoy, sus hijos continúan el legado familiar y se abren camino, cada uno en su estilo, tanto en Argentina como en el exterior.

Joaquín, de 27 años, tenor y guitarrista, reside en Italia y debutó recientemente en la ópera Don Bonaparte. “Estoy muy orgullosa y feliz”, expresó la soprano más importante del mundo. Manuel Camilo, artísticamente “Milo Cangemi”, de 25, se instaló en Nueva York y es productor musical, guitarrista y sesionista. “Son dos mundos distintos: uno es el pop, más cercano al jazz, y el otro completamente lírico”, señaló la pareja de Gustavo Grobocopatel.
Ser madre y estrella internacional de ópera, el sacrificio más grande de Verónica Cangemi
Aunque nacidos en Francia, Joaquín y Milo consideran Mendoza como su cuna. Desde pequeños acompañaron a su madre por el mundo: aeropuertos, camarines y salas de ensayo fueron parte de su infancia. “Viajaron conmigo hasta los once años, siempre con una niñera. Hicieron la escuela a distancia. Yo estaba, pero de otra manera. No como una mamá al 100%, sino acompañándolos, pero no en los detalles”, admitió.

En ese sentido, la cantante mendocina reconoció que su carrera estuvo marcada por renuncias pero también premios: “Perdí muchas cosas, pero gané otras muy grandes. Pensé que mis hijos iban a detestar la música por mis viajes. Ellos lloraban para que no me fuera, se agarraban a mis valijas en los aeropuertos. Hoy, los dos son artistas y eso es una gran recompensa”.
El orgullo de verlos triunfar
Joaquín heredó la pasión por la lírica y logró un hito: debutó en la Scala de Milán a los 26 años, una década antes que su madre. Logró integrar el coro del afamado coliseo tras una audición en la que, de 300 participantes, quedaron 5.
“Milo” eligió el camino de la música popular. Estudió en Londres, pisó el icónico The O2 Arena y con su banda ya lanzó su primer disco. Ahora continua su formación en Estados Unidos, ya que acaba de ser aceptado en una de las universidades más importantes para guitarristas.

“Me perdono por lo que pasó, porque cuando uno está feliz con lo que hace, los hijos maman esa felicidad. Hoy ellos me dicen: ‘Ahora entiendo cuando vos pasabas esto’ o ‘¿Mamá, cómo pudiste cantar cuando estabas estresada con dos hijos?’”, reflexionó la soprano argentina.
Durante la charla en +CARAS, Verónica Cangemi dejó claro que, más allá de los escenarios, su mayor logro es ver a sus hijos brillar en lo que aman, llevando el legado musical de la familia a nuevas generaciones y latitudes.
MDP

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