viernes 26 de abril del 2024
CELEBRIDADES 02-06-2015 13:02

Rabolini en Jujuy y Salta

En el interior me siento como en mi propia casa Galería de fotosGalería de fotos

Camina por las perdidas y sinuosas callecitas de tierra con la misma elegancia que supo recorrer las mejores pasarelas. Hace exactamente treinta años, Karina Rabolini (48) pisó por primera vez la tierra salteña. Cuando era una reconocida modelo. Y ahora volvió para inaugurar una fábrica textil en San Lorenzo, primero, y luego para recorrer San Antonio de los Cobres y hacer su primer viaje en el Tren a las nubes. Ya no es más modelo. Hoy toda su actividad está directamente relacionada con la función solidaria. Por todo ésto se muestra emocionada y feliz. A pesar de no tener tiempo para descansar, la esposa del gobernador de Buenos Aires, Daniel Scioli (58), no se queja. Todo lo contrario, se confiesa feliz de recorrer lugares alejados de su casa y así poder tomar contacto con la gente. “Vivo la política como una herramienta importantísima para mejorarle la vida a la gente. Yo no tengo ni quiero ninguna carrera política. Lo mío es acompañar a Daniel como lo hago desde hace 30 años. Y lo que hago no lo vivo como campaña porque es el mismo trabajo que vengo haciendo desde hace siete años. Desde que asumí mi responsabilidad como presidenta de la Fundación Banco Provincia. Por eso en la vida que tenemos no hay un gran cambio. Estamos acostumbrados a los viajes. Con Daniel somos compañeros de vida. Y mi vida es muy vertiginosa”, cuenta en un pequeño break de su agenda. Llegó a Salta con su equipo de trabajo e inmediatamente quiso vivir la experiencia de viajar en el emblemático Tren de las nubes, que une la Estación Salta con el viaducto La Polvorilla y llega a ascender a 4200 metros, atravesando el Valle de Lema y la Quebrada del Toro hasta llegar a la Puna de Atacama.

“Hoy tengo la posibilidad de recorrer cada punta de la Argentina conociendo el potencial, los recursos naturales y humanos de cada lugar. Viendo con mis ojos las necesidades de la gente. No paramos ni un minuto pero no estoy agotada. Todo lo contrario. Me siento con mucha energía; puedo decir que me nutro de la gente. Como persona del interior que soy, valoro muchísimo el contacto con las personas de cada lugar al que llego. En el interior me siento como en mi propia casa. Me dan cariño y eso me carga de energías. Subí al Tren de las Nubes a las 7 de la mañana y llegamos a la tarde. No me apuné, ni me hizo mal la altura. El tren cuenta con un vagón enfermería por cualquier cosa. El servicio es fantático y por eso quiero destacar la polìtica ferroviaria de la presidenta, que es impecable. Durante el viaje tomamos fotos y hubo tiempo para un partidito de truco”, cuenta sonriente.

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