Lo palpitó a su estilo, con la pasión de un chico, desplegando su habitual histrionismo y carisma. Diego Maradona (54) llegó con su aura de ícono al estadio King Power Stadium, de Leicester, para darles su aliento a Los Pumas, en el tercer partido del Mundial de Inglaterra, ante Tonga, en el que el combinado nacional se impuso 45 a 16. Diego asistió con su pareja, Rocío Oliva (25) que lució un sweater de Kenzo, y junto a quien se ubicó en una platea preferencial desde donde ambos alentaron y festejaron cada try blandiendo la bandera de la Argentina. “Este partido es para arrancarle una sonrisa a los argentinos, que es lo que nos empuja a todos los que nos pusimos la camiseta argentina. Me trajo mi amigo Agustín. Siempre quiero apoyar a los muchachos—dijo “el 10” antes de que termine el partido, refiriéndose a Agustín Pichot, ex capitán de Los Pumas, autoridad de la Unión Argentina de Rugby (UAR)—. Me agarré el primer avión que tenía en Dubai y me vine para acá. El amor por la camiseta siempre es más fuerte. Me cuentan que Argentina está enferma con el rugby, apoyando a Los Pumas y me encanta que se tenga cariño a distancia con los muchachos. Es fantástico. Me moví con el voleibol y hoy me toca venir al rugby”, agregó el ídolo que al final del match fue a saludar a los jugadores, a quienes les regaló camisetas de él, y se llevó de recuerdo tres de Los Pumas, que en el vestuario le pusieron la canción que le dedicó Rodrigo y terminaron bailando todos juntos.
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