Cuando el caso Báez Sosa, comenzó por fin su juicio en los Tribunales de Dolores, Delfina Burlando, de 27 años, irrumpió en escena durante la segunda semana de audiencias. Su presencia no pasó desapercibida, ya que le imprimió una brisa de humanismo y sensibilidad a un recinto donde se desentrañaron episodios de marcada violencia: “Estoy en un camino de aprendizaje y siento que estos momentos me ayudan a crecer laboralmente. De chica acompañaba a mi papá en distintos juicios, él me llevaba para escuchar y aprender”, le confesó a CARAS dentro del despacho que ocupa en el prestigioso estudio de su padre, en Puerto Madero. “Estoy super agradecida de tener esta oportunidad. Ahora me ves en mi despacho, pero cuando empecé pagué mi derecho de piso y me la pasé casi un año leyendo y trabajando en la cocina. Al principio costó, pero después me di cuenta que era lo que correspondía”.
—¿Cómo se manifestó su interés por el Derecho?
—Mi mamá (María Gabriela) y el resto de mi familia decían que me veían justiciera, no se si porque me peleaba o qué (risas). Tengo alma de justiciera, cuando papá me contaba sobre algunos casos siempre me interesó. Nunca tuve la presión de seguir sus pasos, tanto él como mamá me dieron libertad para decidir qué estudiar. Hice la facultad, me recibí a los 23 años y comencé una maestría de Derecho Penal en la Universidasd de San Andrés. Al principio no tenés muy claro la rama que te gusta más, lo vas descubriendo con la práctica.
—¿Cómo es hacerse camino a la sombra de su padre?
—El hecho de que sea muy mediático tiene sus pro y sus contras. El es muy exigente en su trabajo y le gusta la perfección, a veces trabajar en familia no es fácil. En un momento le ofrecí colaborar con otros abogados del estudio para sentirme más distendida y poder preguntar cualquier cosa. Con el tiempo fui teniendo mis trabajos y mis propios clientes.
—¿Qué repercusiones le trajo su presencia en la sala de audiencias?
—Yo nunca me expuse tanto, ésta es la primera vez y fue re positivo, mucha gente me habló y me mandan mensajes de agradecimiento. A mi me cuesta un montón abrirme, ser la hija de Burlando mete mucha presión y cuesta, pero también se que todo forma parte de mi carrera y mi profesión. De más chica hice un curso de oratoria y me está ayudando, porque casos como este te intimidan y te obligan a desenvolverte rápido. Son situaciones que no se aprenden en la facultad, no es nada fácil.
Producción: Sol Miranda
Agradecimientos: Make up & Hair Styling @tevysalgadomakeup