Es una de las actrices más relevantes del momento y todo lo que dice y hace es motivo de titulares. Protagonista del éxito de El Trece, Argentina Tierra de Amor y Venganza, la China Suárez brindó una entrevista exclusiva con CARAS en donde se confiesa y habla como nunca sobre su relación con su ex, Nicolás Cabré, y cómo maneja la exposición de sus hijas.
—Hace poco compartió un video en redes sociales donde Rufina le pide salir ella sola en Instagram y usted se lo niega...
—Lo grabé porque era la primera vez que me lo decía. Empezó a ver muchos videos de Youtubers de afuera, las madres van a saber de lo que hablo, Instagramers de 5 años que hablan a cámara. Pero cuando sea más grande elegirá, no quiero hacerla un personaje. Ya la mostré, descomprimí todo pero todavía es muy chiquita.
—Más allá del buen vínculo que la une a su ex, Nicolás Cabré. ¿Le molesta que su hija comparta, como sucedió este verano, una tapa de revista con la actual pareja de su papá?
—No, son cosas que pueden pasar porque estamos expuestos. Es lógico que si están en la playa les van a sacar unas fotos, estoy acostumbrada. No sabía nada pero tampoco me sorprendió. Al principio nos consultábamos con Nicolás por subir tal o cual foto pero ya no, “Rufi” está más grande y yo tengo el mismo derecho que él. Cada uno hace lo que le parece. Y si no está de acuerdo, ya no me lo dice.
—¿Cómo madre le da tranquilidad que Laura Fernández tenga un buen vínculo con Rufina?
—¡Por supuesto! No hay nada que quiera más que amen a mi hija. Me preocuparía si fuera al revés, si me dijera que la tratan mal o algo. Pero que la quieran, olvidate.
—Destacó como una importante prueba de amor de Vicuña hacia usted el adaptarse a una convivencia con animales en casa...
— “Benja” es muy generoso y cede mucho más que yo. Él tuvo animales pero para él su lugar era afuera de la casa. Y de repente se encontró con una chica que veía la tele con sus tres perros encima y que embarazada les cocinaba guiso. “Rufi” también tiene devoción por los animales y los bichos, puede estar dos horas mirando el recorrido del bicho bolita. Hasta tuvo una mariposa muerta de mascota una semana en un tupper, que la llevaba a todos lados, y se la tuve que tirar porque se estaba pudriendo. Entonces le compré un mariposario que hoy tenemos en el jardín de casa. Es como una red grande donde vos ves toda la evolución de la oruga hasta que se convierte en mariposa y después de los dos días que aprenden a volar, las soltás. Además tengo dos perros, Apolo y Rosa. Apolo es muy territorial y le cuesta mucho convivir. ¡A la hembra la tiene cagando! Pero con Magnolia es lo más. Es muy fuerte la relación que tienen, ella come del piso, le da una cucharada a él y una ella. Y Apolo le saca las cosas como si supiera que tiene que ser cuidadoso. Lo único que no sube es a la cama con nosotros ni loca porque me parece sucio y encima ronca. Ahí no hubiese cedido Benja tampoco...
—¿Y con la comida vegetariana?
—Yo no soy una ortodoxa del vegetarianismo. Cocino un poco lo que le gusta a cada uno. A “Rufi” pastas, a los chicos pizza casera o carne y a Benja fideos con salsa bolognesa hecha por mi. El otro día lo hacía ir probando a él a ver qué le faltaba porque es muy difícil cocinar sin poder probar.
—Magnolia es vegetariana como usted.
-Sí, come lo mismo que yo. Si me hago un guiso vegetariano se lo licuo. Come quinoa, huevo, de todo. Lo hablé con el pediatra porque no soy una inconsciente y porque a mí de chica me hubiese encantado que lo común fuera no comer carne. Yo no le voy a enseñar que comer animales está bien, después cuando sea grande decidirá.
—¿Cuál fue su primera palabra?
—Teta. Y después papá. Mamá también pero dice todo el día “papapapa”. También “acá está”. Intenta decir “gracias” cuando le doy algo pero le sale “ata”. Está muy sobrestimulada porque tiene muchos hermanos.