Distanciados a tan sólo un kilómetro el uno del otro, los dos grandes clubes de polo de Palm Beach, el International Polo Club y el Grand Champions, cobijan entre enero y abril a los más eximios polistas argentinos y del mundo. Los amantes de la disciplina pueden elegir entre las dos grandes organizaciones, la World Polo League y la USPA (United States Polo Association) para presenciar partidos de alta calidad y codearse con siete de los ocho polistas en el planeta que ostentan diez goles de handicap: Adolfo Cambiaso (45), Facundo (34) y Nicolás Pieres (30), Juan Martín Nero (39), Pablo Mac Donough (39), Hilario Ulloa (35), y “El Sapo” Guillermo Caset (35). Un menú suculento que no da respiro, con actividad tanto los sábados y domingos como entre semana, y que sus protagonistas viven con la misma pasión e intensidad que en la Triple Corona argentina.
La competitividad y el consiguiente crecimiento en el nivel del juego hacen que los torneos sean cada vez más codiciados y complicados. En cada formación hay uno o dos argentinos que siempre están listos y capacitados para dar el zarpazo, y así lo constató el propio Adolfito Cambiaso en la segunda presentación de su equipo, Scone, en la presente USPA Gold Cup. Fue el pasado domingo a la mañana cuando los Cambiaso padre e hijo no pudieron sobreponerse a un adverso segundo chukker, ganado 6 a 1 por La Indiana, y debieron resignarse a perder su invicto en el torneo. Apuntalado por otro talentoso como “Polito” Pieres (34), su rival sorprendió a más de uno con el 13 a 11 en su favor, un resultado que si bien no le quita a Scone chances de llegar a la final, si provocó lógicas caras de bronca, sobre todo en “Poroto” Cambiaso (15).
Acostumbrada como pocas a cumplir su función de soporte emocional desde afuera, María Vázquez (46) dijo presente en la segunda cancha del International Polo Club, donde se disputó el encuentro. Dado que el atípico horario matutino se le entremezcló con otras tareas, la modelo acompañó a su hija Myla (10) en el palenque y se retiró antes de que terminara el partido. Mate en mano y de look informal, no quiso abandonar de ninguna manera a los dos hombres de su vida.
Curtida en los riesgos que acarrea un deporte peligroso como el polo, María no oculta la preocupación que le genera ver jugar su hijo con hombres que lo doblan y hasta lo triplican en edad. “Tengo los miedos lógicos que tendría cualquier mamá”, le confesó semanas atrás a CARAS sobre la particular situación. De hecho, en el partido del domingo, Adolfo padre se ofuscó un par de veces por la vehemencia con la que algunos adversarios le tiraban encima el caballo a “Poroto”, quien de todas maneras se la “bancó” con estoicismo. “Tranquilo, ‘Poro’, tranquilo”, lo calmó su padre, mientras María ya asume que esta clase de episodios serán inevitables.