El cumpleaños de Mar del Plata - el 147º aniversario- reaviva un clima de fiesta y jolgorio, de atardeceres eternos y noches longevas, de plumas y esplendor teatral sobre la Avenida Luro. No en vano, fue bautizada "La Feliz". Aquella ciudad que vio a un joven Diego Maradona hacer jueguitos de frente al mar mientras su público lo aclamaba o que potenció la carrera de Susana Giménez y Moria Casán, quienes robaron infinidades de suspiros y miradas en la playa, con sus curvas peligrosas y sus topless de infarto. Mirtha Legrand, con sus almuerzos, otra icónica figura de este paraíso terrenal que ha albergado a cientos de celebridades y que ha significado incontables momentos de alegría, pero también de fatalidad y tragedia.
Casi 50 kilómetros de playas y amplias bahías, junto con acantilados imponentes, completan un paisaje costero de Mar del Plata, que recibe cada año a más de ocho millones de personas en busca de "la felicidad prometida". Sin embargo, para la farándula argentina "MDQ" también es sinónimo de catástrofe y desgracia. Las muertes de Alberto Olmedo, Claudio Levrino y Alicia Muñiz, en manos del excampeón del boxeo, Carlos Monzón, quedarán grabadas en un oscuro pasado que aún perduran en la memoria colectiva.
El femicido de Alicia Muñiz en manos de Monzón
El 13 de febrero de 1988 quedó marcado por el horror que aconteció en "La Feliz". La imagen del cuerpo casi desnudo de Alicia Muñiz, boca abajo al pie del balcón de una casa alquilada en Mar del Plata, sigue en la memoria de todos. Carlos Monzón, su pareja y campeón mundial de boxeo, mató en un ataque de furia a su mujer.
Esa noche la pareja había asistido al cumpleaños del locutor Sergio Velasco Ferrero, donde se encontraron con Adrián "El Facha" Martel, quien los invitó al casino y al Club Peñarol. Nunca se sabrá con certezas qué fue lo que pasó en los momentos previos a que el boxeador asesinara con sus propias manos a su pareja, crimen por el que fue condenado a 11 años de prisión.
En la madrugada se supo que regresaban en taxi hasta la casa en la que se estaban hospedando. Hubo gritos y momentos tensos. Peleaban porque él estaba celoso. Hay quienes dicen que había también desacuerdos por la cuota alimentaria.
En la casa de Pedro Zanni 1567 se escuchaban gritos desesperados. En medio de alcohol y una violencia descomunal, Carlos Monzón estranguló a Alicia Muñiz hasta acabar con su vida. Luego, la arrojó por el balcón de la casa del barrio de La Florida en Mar del Plata. "Ella vino corriendo y se arrojó al vacío", dijo "el campeón", fríamente, horas después de este horrorífico crimen.
Es que en el intento por disimular lo acontecido, él se había tirado por el mismo balcón para aparentar un accidente. "¡Alicia se mató, llamen una ambulancia!", gritó sin saber que Rafael "el Cartonero" Báez sería testigo del homicidio.
"La tiró como a una bolsa de papas", declaró luego Báez en el juicio y agregó que tras el asesinato, Carlos Monzón se cambió el pantalón y saltó desde el primer piso para caer junto al cuerpo de su mujer, ya sin vida.
El día que Alberto Olmedo dejó de reír
Alberto Olmedo había llegado a Mar del Plata en el verano de 1988 para hacer temporada en la obra "Éramos tan pobres", en el teatro Tronador. Cada noche se subía a las tablas y era ovacionado a sala llena en dos funciones diarias. En cuanto a su vida personal, no era tan pobre: estaba entregándole su corazón a Nancy Herrera, una actriz 27 años menor, con quien tuvo varias idas y vueltas. Pero habían superado todos los obstáculos y estaban dispuestos a apostar por la pareja.
Por entonces parecía que la vida le sonreía al humorista y que nada podría arrebatarle de sus manos el inmenso presente que vivía con Nancy tras la reconciliación, ni la oportunidad de sentirse el hombre más afortunado de la tierra al enterarse que su mujer llevaba en sus entrañas el fruto de su amor, un hijo que más tarde llevaría su mismo nombre. Nada, excepto la muerte.
Ese 5 de marzo parecía uno más. Olmedo durmió la siesta, cumplió con su función en el Tronador e hizo reír a su público fiel. Más tarde, cenó en el restaurante Zavalita's con su productor Carlos Rottemberg, el director y escritor de la obra Hugo Sofovich y parte del elenco.
Al llegar a su casa, Nancy lo esperaba para celebrar con champagne.“Te amo” escrito con labial en un espejo fue la bienvenida a la antesala de lo que significaría su muerte. Hubo risas y besos, abrazos por ese embarazo de dos meses. También alcohol y excesos.
En un momento, Olmedo salió al balcón y fiel a su estilo "bufón", se subió a la baranda, sin saber que éste sería su último acto. Con el torso desnudo, las piernas tendiendo hacia afuera y una botas texanas que buscaban de dónde agarrarse, perdió el equilibrio.
Nancy, desesperada por salvar a su gran amor, hizo lo que pudo e intentó sin éxito sostener el cuerpo del humorista, que segundos más tarde yacería sin vida en la vereda del Maral 39 tras caer 11 pisos.
Una última mirada, llena de terror y tristeza, fue la despedida de estos dos que se quisieron y que no pudieron cumplir todo lo que se había prometido aquel verano en Mar del Plata.
El accidente fatal que terminó con la vida de Claudio Levrino
Con 35 años y una carrera prometedora, Claudio Levrino vivía uno de sus veranos más exitosos, el de 1980. Junto a Rodolfo Bebán, Bárbara Mujica, Beatriz Bonnet, Alberto Martín, Carlos Rotundo y Gabriela Gili era protagonista de la obra No pises la raya, querida, que se presentaba a diario en el Teatro Provincial.
Esa noche del 17 de enero fue particular porque entre el público presente estarían en las primeras filas el por entonces presidente de facto, Jorge Rafael Videla, junto a su esposa Alicia Raquel Hartridge.
Al bajar el telón el elenco fue a cenar, al restaurante del Club Mitre. También los acompañó la mujer de Levrino, la actriz Cristina del Valle. Allí justamente se habló de la inseguridad que azotaba a la ciudad de Mar del Plata.
Fue entonces cuando el actor reveló que optaba por salir armado y que en la guantera de su Taunus guardaba un arma "por las dudas". Decía que era por seguridad, porque su familia estaba alojada en Miramar y, como siempre volvía de madrugada, podía ser peligroso.
Luego de la divertida velada entre amigos y colegas, el actor junto a su mujer se dirigieron hasta el auto del galán. Varios medios de la época coincidieron en el mismo relato: durante el trayecto la pareja discutió sobre la pistola Beretta calibre 22 que había comprado Levrino. Es que Cristina consideraba peligroso que la misma quedara al alcance de sus hijos.
Según se publicó entonces, con la intención de demostrar la supuesta nula peligrosidad del arma, Claudio Levrino "La empuñó en su mano derecha, habría accionado el dispositivo que libera el cargador y, cuando tenía el caño cerca de la oreja derecha, habría escapado un disparo", reveló la revista Gente en aquel momento.
Los gritos desesperados de su mujer alertaron a un policía que estaba cerca y que al llegar, se encontró con el actor tumbado dentro del coche, con un orificio producto de un balazo cerca de su oreja derecha del que no paraba de salir sangre.
Tras días de agonía, finalmente Levrino murió a las 2.30 de la madrugada del domingo 19 de enero, en una clínica de Mar del Plata. Sus restos fueron despedidos en el Cementerio de La Chacarita, en Buenos Aires, donde se congregaron sus familiares, amigos y colegas.