Supo ser una de las mujeres más bellas de Hollywood pero su “adicción” al botox y a los retoques faciales la transformaron, como dicen sus compañeros de trabajo, en “Una verdadera máscara inanimada, casi un glaciar, que no transmite más que algo frío”. Nicole Kidman (52) —quien pocos saben que nació en la isla Oahu, de Hawaii, donde se encontraban ocasionalmente sus padres australianos— se presentó en el Festival de Cine de Toronto con su filme “The Goldfinch” y sorprendió a todos con sus recuperadas facciones.
“¡Dejé el botox y volví a sonreir! Ahora puedo mover mi cara de nuevo. ¡Ya no quiero más cirugías y me liberé por completo del botox para, por fin, poder mover mi cara nuevamente! Hoy soy natural pero sí me cuido mucho. Uso permanentemente en mi rostro protector solar y no fumo para mantener lo más sana posible mi piel”, confió la actriz enfundada en un vestido Chanel que acompañó con blazer satinado, botinetas de raso y joyas de Wendy Yue.