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La familia real holandesa atraviesa un momento clave. Este año, las tres hijas de los reyes Guillermo Alejandro y Máxima Zorreguieta, las princesas Amalia, Alexia y Ariane, han dejado el palacio Huis ten Bosch para emprender sus estudios lejos de casa. Un giro que marca un antes y un después en la vida de la pareja real, quienes ahora enfrentan el “nido vacío” por primera vez desde el nacimiento de su primogénita, Amalia, en 2003.
Tras la partida de sus hijas, los reyes tratan de recuperar su popularidad. Y este año, a diferencia de lo habitual, los holandeses no tendrán las clásicas fotos del regreso a clases de las princesas, quienes comienzan una nueva etapa lejos de los reflectores y la vida familiar.
Qué harán las hijas de Máxima Zorreguieta lejos de casa
La princesa Amalia, heredera al trono, es la única de sus hermanas que continuará sus estudios en su país natal. Desde 2022, está matriculada en la Universidad de Ámsterdam, donde este año cursa el último año de su licenciatura en Política, Psicología, Derecho y Economía.
En los últimos meses, la princesa Amalia enfrentó grandes desafíos cuando se vio obligada a cursar parte de sus estudios a distancia debido a amenazas de la peligrosa organización criminal Mocro Mafia. Gracias a la intervención de sus padres y el apoyo de la familia real española, Amalia pudo refugiarse en Madrid y completar sus primeros dos años.
La princesa Alexia, por su parte, eligió un regreso al ámbito académico tras tomarse un año sabático, como es tradición en Holanda. Tras finalizar su formación en el UWC Atlantic de Gales en 2022, donde compartió aulas con la princesa Leonor de España, la joven ahora comienza una licenciatura en Ciencias e Ingeniería para el Cambio Social en el University College de Londres.
Por último, la más joven de las princesas, Ariane, luego de decidir cursar el bachillerato en el UWC Adriatic, en el noreste de Italia, ahora afronta su último año de secundaria. Ubicada en el pintoresco pueblo de Duino, la princesa vive en un entorno más relajado y cercano a los habitantes locales, gracias a los cursos obligatorios de lengua italiana.
Mientras sus hijas se embarcan en estos emocionantes proyectos personales y educativos, Máxima Zorreguieta enfrenta un nuevo reto: adaptarse a la vida en un palacio casi vacío.
VO
