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Londres, 16 de febrero de 2019, London Fashion Week. El desfile de Simone Rocha fue un canto a las mujeres y no solamente desde el punto de vista de la ropa. El casting de moda los reflejaba con un crisol de estilos, orígenes, colores de piel y, sobre todo, edades. En la pasada 14 el vestido negro de paillettes con mangas farol pasó a segundo plano cuando quien lo llevaba era la sexagenaria Jenny Howorth, la modelo que en los 80 ́supo ser una de las caras más solicitadas por la industria. En aquella época, y con apenas 20 años, su pelo rubio rapado era su singular carta de presentación. Y en ese mismo show que reivindicaba a las mujeres reales estuvo Marie Sophie Wilson (53), una de las favoritas de Christian Lacroix en la década de su apogeo maximalista, quien volvió a la pasarela con su ahora cabellera plateada. Días antes en New York, en el Fashion Week, hubo un hecho que no pasó desapercibido y marcó un precedente. La firma Deveaux presentó los nuevos diseños de Tommy Ton, el fotógrafo de street style devenido en diseñador, en un show que regocijó a la platea. En un cuadrado de cemento, con un pianista tocando en vivo, el grupo de modelos caminó sin apuro la colección. Las prendas de corte minimalista lucieron más familiares, eran desfiladas por personas de todas las edades y destacó un casting de modelos de más de 50 años, incluido uno de 85.
Si una década atrás hubiéramos dicho que esto pasaría, más de uno habría soltado una carcajada. Las revoluciones ya no son a viva voz; como una germinación se van gestando hasta que un día ven la luz. Hace bastante que la moda dejó de ser un ente dictatorial de tendencias. Evoluciona y acompaña el desarrollo y las necesidades de las mujeres más allá del marketing. En su afán por democratizarse agrega un nuevo escalón, uno muy importante porque tiene a las personas como punto de partida. La belleza en las mujeres de más de 50 es un hecho. La gente hoy quiere verse reflejada en sus pares y ahí está la perlita. Un modelo a seguir hoy no tiene por qué ser ni joven ni bonita ni perfecta. Tiene que ser auténtica y honesta.
Nuevas representantes
De Carmen Dell ́Orefice (87) podemos decir que es una de las pioneras, no en vano la más longeva, ya que nunca dejó de trabajar como modelo. Su elongado 1,80 brilló en la alta costura de los años 40’ pero también avanzó a lo largo de las décadas siguientes como musa de Thierry Mugler y todavía sigue trabajando. Iris Apfel (97) es otro estandarte. Excéntrica, totalmente segura de sí misma y maximalista en su estilo para vestir, es una de las mejores referentes que existen en la moda de hoy en su categoría. Tanto que en el 2005 una exposición en el Museo de Arte Metropolitano de Nueva York, estuvo dedicada a su recargado look. y en 2011 MAC lanzó una línea de maquillaje. Hoy Dell ́ Orefice y Apfel tienen sus propias muñecas y comparten protagonismo con la ya totalmente démodée rubia voluptuosa de contornos y proporciones dudosas llamada Barbie.
Las redes sociales no reconocen fronteras ni públicos. las arrugas son un símbolo de experiencia que llega de la vivencia, de la experiencia que otorgan los años vividos y las canas también. La diseñadora francesa Isabel Marant (52) no es solamente una referente a través de la marca que lleva su nombre. Ella misma es, sin proponérselo, una verdadera influencer: Hace poco contó que unas adolescentes la abordaron en la calle para decirle que cuando crezcan no se teñirán el pelo para verse canosas como ella. Y si hablamos de canas hay que invitar a Linda Rodin (65) la fundadora de su propia línea de productos de belleza que además le prestó su cuerpo a marcas como J Crew y The Row (la firma de las gemelas Olsen). ¿Cuánto hay de realidad en una pasarela que, en definitiva, sigue siendo un lugar inalcanzable? Cada vez más. Las redes sociales ayudaron y siguen ayudando a que la democracia se extienda. Ya nadie duda del poder de estas herramientas que, cuando bien usadas, ayudan. Esta manera de comunicar posee contenidos y protagonistas variados y sin límites aparentes. Uno de los nuevos personajes es Lyn Slater (63), a quien sus 659 mil seguidores en @iconaccidental, su cuenta de Instagram, la avalan como influencer de moda y cultura. Su autenticidad hizo que la firma Mango la convoque para ser una de sus modelos se la campaña.
¿Por qué ahora?
Se trata de un largo recorrido que asoma desde hace un par de años. Los verdaderos cambios sociales no ocurren de la noche a la mañana. Basta recordar cuando en el 2015 Phoebe Philo, la diseñadora del Céline, decidió que Joan Didion (80) fuera la imagen justa para demostrar que la firma no necesitaba de la ropa expuesta para vender, ni de estereotipos conocidos como una joven modelo. Su moda representaba la elegancia adulta más allá de la edad. Algo difícil pero no imposible de lograr. Ese hecho permitió ver más allá de lo evidente y lo conocido.
La moda es un altavoz muy poderoso. Atrás quedaron los días donde imponía. Hoy es más una sugerencia que no todos acatan. Las redes sociales y las grandes aperturas de Facebook, Twitter e Instagram fueron los mejores canales para viralizar más que ropa. Muchos podrían decir que también se trata de un ardid de marketing para vender más. Y es verdad, pero aquí el fin justifica los medios. Hoy los modelos a seguir ya no son estrictos. Hay que tener conciencia acerca de la importancia de la influencia de las mujeres mayores y su poder de consumo.
Los estereotipos de moda ya no tienen un look que refieran a determinada edad. Antes se diseñaban prendas para jóvenes y otras para las no tanto. Hoy es más válido un look que refleje el estilo personal y el lifestyle de quien lo lleva que la fecha que está en el DNI. Las individualidades son el nuevo hit.
Texto: Alejandro García
