Charlotte Casiraghi, a dos meses de haber sido madre, confirmó la ruptura de su compromiso con el productor de cine Dimitri Rassam, quién es el padre de su segundo hijo. Las malas lenguas y expertos de la corona sostienen que la Princesa es víctima de un hechizo que por años perjudicó a la familia real y que por este motivo no puede encontrar el verdadero amor que le de “sentido a su vida”.
Las leyendas son habituales, y más sobre todo si atañen a Familias Reales. En el caso de la Casa Principesca de Mónaco, les persigue una maldición que una gitana habría soltado sobre los Grimaldi, presentes y futuros.
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La venganza de esta mujer sobre un antepasado mujeriego señala que ni él ni todos sus descendientes serán felices en su vida sentimental a menos que contrajeran matrimonio después de los 50 años. Todo este conflicto devino luego de que un Grimaldi le prometiera boda y amor eterno a esta gitana, a la que después engañó. Siglos después, la maldición sigue afectando a toda la familia.
Las tragedias se han sucedido para los Grimaldi y está a la vista. En las cuestiones del amor tienen un basto historial de dolores de cabeza: Rainiero III fue muy feliz con Grace Kelly, aunque los escándalos de sus hijos y las tareas del Gobierno desgastaron una relación que no era tan idílica como se pensaba. De igual modo, las Princesas Carolina y Estefanía nunca han encontrado estabilidad sentimental y han encadenado rupturas. Tan solo se podría decir que Stefano Casiraghi fue el gran amor de la vida de la Princesa de Hannover, aunque el italiano murió en un terrible accidente de Off-Shore en 1990 cuando tenía 30 años recién cumplidos. ¿Todo esto fue producto de la maldición?
Lo cierto es que la ruptura de Charlotte Casiraghi con Dimitri Rassam, vuelve a poner en foco a esta maldición que al parecer no tiene remedio.