La princesa Charlene de Mónaco enfrentó las fuertes críticas que recibe por su falta de sonrisas en varios eventos oficiales. A través de una entrevista para un medio de Sudáfrica recordó sus ausencias en 2019 y explicó que gran parte de su tristeza se debe a distintas situaciones que vivió en aquellos años.

Las críticas a Charlène por su falta de sonrisas en los eventos reales
En reiteradas ocasiones, Charlene de Mónaco participó junto con su esposo, el príncipe Alberto I, de eventos reales, pero las críticas siempre rondaron por su falta de sonrisas. Ante la opinión del público tomó la decisión de dar una entrevista para la revista Huisgenoot de Sudáfrica donde quiso aclarar lo que le sucede.

En este sentido, recordó su ausencia en 2019 donde terminó viajando hacía su país natal para poder enfrentarse al fallecimiento de algunos amigos cercanos: "Murieron los dos en 10 días. Fue increíblemente doloroso". Además, comentó que la salud de su padre, Michael Wittstock, es delicada por una reciente operación.
"Este año definitivamente me dio un golpe bajo. La gente es muy rápida para decir, 'Oh, ¿por qué ella no sonríe en las fotos?'. Bueno, a veces es difícil sonreír. No saben lo que está pasando en el fondo", agregó la princesa de Mónaco. Con esto buscó dejarle una explicación a todos los que la critican para que entiendan las situaciones que la están llevando a mostrarse más apagada que en otras ocasiones.

Por otra parte, destacó la gran nostalgia que siente por su país natal y las relaciones que allí tuvo que dejar por su nueva vida: "Tengo el privilegio de tener esta vida, pero sí echo de menos a mi familia y amigos en el Sur de África y me pongo triste porque no siempre puedo estar allí para ellos". Estas declaraciones no fueron una gran sorpresa, ya que es sabido que no se siente totalmente cómoda en el Principado, sobre todo por la complicada relación que mantiene con quienes la rodean, incluido su esposo.
Aprovechó para dejar una pequeña reflexión sobre sus hijos, los gemelos Jacques y Gabriella, donde no solo aseguró que son quienes le dan fuerza: "Es difícil para mí creer que yo era tan solo tres años mayor de lo que ellos son ahora cuando empecé a entrenar para los Juegos Olímpicos. Nadaba 10 kilómetros al día con tan solo ocho años".

A su vez, Charlene de Mónaco aseguró que si no fuera parte de la Casa Grimaldo, su compromiso con la ayuda a la gente y a la educación sería igual de fuerte. Al finalizar la entrevista, aclaró que estas declaraciones no solo enfrentar las críticas por su falta de sonrisa, sino mostrar su lado más vulnerable y explicar que su actitud no se debe a hechos aislados.
VDV

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