De acuerdo con las pautas del Departamento de Estado de los Estados Unidos, Archie Harrison, el hijo de Meghan Markle y el príncipe Harry, tiene la ciudadanía estadounidense. Si bien nació en el extranjero, "Baby Sussex" es fruto del matrimonio de un ciudadano americano que ha vivido en el país durante un período de cinco años.
Esto significa que a lo largo de la vida, el heredero al trono tendrá sus activos e ingresos expuestos a los impuestos estadounidenses. Esto incluye cualquier "ingreso no derivado del trabajo" superior a $ 2,100 dólares, hasta que tenga 18 años. Si bien las finanzas de la familia real generalmente se mantienen en secreto, podrían estar expuestas a la autoridad fiscal de los Estados Unidos -el I.R.S -para garantizar que tanto Meghan como Archie estén pagando suficientes impuestos en su país.
Cuando Archie cumpla 18 años, podría optar por renunciar a su ciudadanía estadounidense, si es que así lo deseara. Esto lo liberaría de tener que pagar impuestos en dos lugares, ya que de renunciar, no necesitaría contribuir en Estados Unidos.
Tras los escándalos que protagonizó la pareja real -por el asedio mediático- se especuló con que podrían mudarse a Estados Unidos. Si finalmente esto se concretara, es menos probable que Archie quiera renunciar a su ciudadanía a largo plazo.