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C on su simpatía acostumbrada y el poder de una sonrisa que le permite conquistar cada lugar que pisa, Máxima de Holanda (50) esta vez tuvo un fuerte adversario contra el que luchar. Junto al rey Guillermo (54) visitaron la zona de Duin, en Bollenstrek, que se destaca por el paisaje de bellos campos cubiertos por tulipanes.
Con un outfit ”total blue”, de vestido bordado y tapado, by Natan, que completó con stiletos de Gianvito Rossi, un tocado pillbox de Fabienne Delvigne y aros de oro y perlas, la monarca mostró su mejor sonrisa aunque durante todo su paseo peleó con un molesto viento que no le dio tregua y que todo el tiempo amenazó con volar su pequeño sombrero.
En el municipio de Hillegom caminaron entre los coloridos senderos del “The Tulip Barn” que fue armado especialmente para que los turistas posen ante para sus históricas fotos. Mientras el Rey, disimuladamente, la abrazaba y protegía su tocado de la constante brisa, lejos de mostrarse contrariada, una vez más Máxima comenzó a reírse y compartir cómplices secretos con su marido, según los mostró guacamouly.com.
Luego recorrieron Lisse, Teylingen, Katwijk y Noordwijk y hasta se animaron a bromear sobre el “enemigo fashion” de Máxima. “La brisa es hermosa pero el viento puede convertirse en una pesadilla”, comentó la monarca.
A los pocos días debió hacer frente a otro adversario de la moda. Un día lluvioso y gris la convocó, en Amsterdam, para la recepción del presidente de la India. Y lejos de mimetizarse con la meteorología, apostó por un llamativo vestido ajustado en intenso violeta, de Victoria Beckham, que acompañó con abrigo crudo, clutch de Sophie Habsburg, zapatos de Gianvito Rossi, guantes de cuero engamados y sombrero de ala ancha de Philip Treacy. “¡Al mal tiempo buen fashion!”, habría bromeado Máxima.
