Diego Armando Maradona tuvo que realizarse un reemplazo de su rodilla derecha por presentar una patología llamada Genu Valgo artrósico, un deseje que trae serios problemas para caminar, además de dolor. Según había comunicado el doctor Diego Eyharchet, quien lo operó, una persona normal suele tener un deseje de 5 grados, mientras que el ídolo lo tenía de 20, a la par que comunicó que la intervención duró una hora y 40 minutos, que el astro volverá a caminar de forma normal entre los 30 y los 60 días y que realizará una rehabilitación.
El doctor Gonzalo Gómez, traumatólogo y coordinador del departamento médico de Racing Club de Avellaneda explicó que el Genu Valgo se percibe “como rodilla chueca” y es artrósico, “cuando el componente externo de la rodilla está más desgastado que el interno, lo que provoca mucho dolor, incapacidad y a la vez altera la actividad diaria del paciente, porque a más se mueve, más le molesta”.
A la vez, Gómez indicó que es frecuente que en mayores de 60 años que presentan artrosis o desejes se les indique un reemplazo de rodilla. En estos casos se emplea una prótesis que tiene un componente de polietileno y otro metálico. Para la sustitución “se corta la parte superior de la tibia y la parte inferior del fémur”.
Pero estos cuadros que ameritan la intervención quirúrgica “pueden aparecer a edades más tempranas en pacientes que han tenido cirugías previas, por ejemplo de ligamentos cruzados, meniscos, o han entrenado con mucha exigencia”, como es el caso de los deportistas de élite.
“En muchos casos los reemplazos de rodilla son bilaterales, porque al mejorar mucho la articulación intervenida, el paciente puede solicitar una segunda operación Un lapso ideal para que el paciente esté en buenas condiciones y se pueda plantear la otra cirugía es entre tres y cuatro meses, pero en algunos casos el reemplazo bilateral se hace en simultáneo”, especificó Gómez.
Según informó Gómez, la finalidad de esta operación es “es reducir el dolor” y para que una persona pueda volver a su vida normal dependerá de distintos factores. “Para tal fin, se realiza una rehabilitación que apunta a mejorar la movilidad, a tener la extensión completa de la rodilla y la flexión lo máximo que se pueda, a ganar fuerza, equilibrio y a restaurar la marcha para volver a una función normal sin molestias.” Y aclaró que si bien no hay un tiempo fijo, esta etapa puede durar entre dos y tres meses.
Por último, tras la operación, “es importante mantenerse en peso, porque al ser la prótesis una interfase entre algo metálico y el hueso, cuanto más desgaste tiene, o esté sometido a más fuerzas de carga, menor tiempo puede durar y mayores son las chances de aflojamiento”. Para conservarse en forma Gómez sugiere “realizar actividad física, pero que no sea de alto impacto sino más bien bicicleta, natación o elíptico”.