Es inalcanzable. Sólo en apariencia. Su imagen bella, armónica, elevada y con un glamour natural más allá de lo que lleve puesto, la hace lucir así. Sin embargo, cuando sus ojos se cruzan con una mirada amiga, inmediatamente el grito de alegría de Ingrid Grudke (38) se impondrá rompiendo todos los cánones de lejanía para mostrarla como la mujer terrenal que es. Basta su saludo cariñoso, su gran sonrisa y sus iluminados ojos para romper el hielo y poder entablar una “charla de amiga”. Debajo de la pasarela, sin una gota de maquillaje, a cara lavada, la mujer rubia de un metro setenta y ocho, tiene la autoridad suficiente para hablar de moda y aún hoy sin poder evitar sonrojarse, también del amor. Y la íntima charla en la que no se guardará nada, no se da frente a un café, sino ante un humeante tazón de consomé. A pesar de un sol que ya anuncia la llegada de la primavera, la modelo, actriz, empresaria, “It girl” y unas cuántas cosas más, acaba de bajar de un avión y el cambio de temperatura le provocó un resfrío tardío. Ella todo lo cuenta y lo explica con una gran sonrisa. Su comprometida agenda hoy la obliga a siempre tener lista una maleta con “out fit” para todas las estaciones.
“Yo no paro nunca. Viajo por toda la Argentina y también por el mundo. Tengo mis seguidoras en las redes sociales que me escriben a Ingrid.com donde hago como un reality cargando fotos y anécdotas de mis viajes. Continúo con mis desfiles por el interior y soy fiel a las firmas que ya se ’adueñaron’ de mi imagen porque sus clientas se acostumbraron a verme en sus publicidades. Soy de las que creen que los grandes éxitos no se deben cambiar. ¡Como mi pelo! Aunque a veces sea una contradicción en mi vida porque no me quedo quieta un segundo. Pero mi imagen es mi carta de presentación, entonces sólo juego un poco sin cambiar demasiado. A esta altura, ya me convertí en un ‘clásico‘. Tengo mi estilo e incorporé una forma única, diferente, de comunicarme a través de mi personalidad, obviamente sumada a mi imagen. ¡Lo mio es raro en la moda! Pero yo impongo mi estilo y hablo con la gente. Rompí con el mito de que la modelo es fría y distante. Aunque muchas lo siguen siendo. Yo soy natural. Lo contradictorio es que mi imagen es de alemana fría, lejana y misteriosa… Pero yo no puedo ser más argentina. Soy amiguera, campechana… Me siguen desde adolescentes hasta gente muy grande. Hace poco hice un programa para la TV alemana y ellos no podían creer que la gente en la calle me pidiera fotos y autógrafos. Se sorprendieron de que a una modelo la trataran como a una estrella. Pero tampoco entendían que yo había hecho teatro de revista, comedias en televisión, películas, entrevistas. No comprendían que cuando salía a desfilar el público me gritaba, silbaba y cantaba tipo cancha”, cuenta Ingrid lanzando una nueva carcajada.
—Precisamente el ser tratada como una star ¿La hace sentirse diferente, una privilegiada?
—Obviamente me impacta pero me siento bendecida. Me da una gran satisfacción. Yo creo en Dios y siento que hay algo más, como que yo alguna misión debo tener en este planeta. Quizás sea la de generar alegría y euforia en la gente. Estoy convencida que nací para alegrar a la gente. Me sale naturalmente y me siento cómoda en ese sitio. Sí me impacta que de algunos lugares es tanta la gente que me grita que me tienen que sacar con seguridad, como si fuera una rock star. Por eso digo que traspaso la barrera de una modelo y me considero bastante completa. Hoy también me llaman para hacer televisión pero yo no veo en este momento un producto en el que pueda encajar. Sé que mi imagen es muy fuerte y no quiero cambiarla. Pero a mi no me asusta nada y no estoy apurada en conseguir nada tampoco. Tengo tiempo para pensar, ver y decidir qué hago. Aunque a la hora de elegir, siempre voy por el riesgo y las cosas diferentes.
—En pareja con el empresario Cristóbal López (56) desde hace más de un año, ¿También en el amor es tan arriesgada como en el trabajo?
—Creo que en ese plano Cristóbal llegó en el momento justo porque cuando lo conocí mi vida estaba muy revolucionada. Me había separado hacía ocho meses. Y con él no tuvimos mucho tiempo relajados. Todo explotó muy rápido y al principio no lo pude disfrutar. Porque todos hablaban de nuestro amor y nosotros aún no sabíamos ni qué sentíamos. Después sí entendí que me había enamorado y por eso hoy vivimos una relación muy linda. El me contiene y me mima. Hace un año y cuatro meses que estamos juntos y tenemos un compromiso de amor.