Ya no tiene el pelo largo, ni tan rubio, como luce en la pantalla, pero a Lorenzo Ferro (19) atravesar la odisea de convertirse en el asesino serial más famoso de la Argentina le dejó muchas otras cosas. La principal, madurar.
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“Aprendí que ya soy un hombre grande”, dice “Toto” Ferro, el elegido por Luis Ortega (38) para dar vida a su versión de Carlos Robledo Puch en “El Ángel”; filme en el que el director recrea la vida del criminal—“con cara de niño”, decían los titulares de la época—que entre marzo de 1971 y febrero de 1972 mató a balazos a once personas por la espalda o mientras dormían, incluidos a dos socios delictivos, y fue condenado a reclusión perpuetua con sólo 20 años.
Basada en biografía escrita por el periodista Rodolfo Palacios, co-guionista del filme junto a Ortega y el escritor Sergio Olguín, la película está protagonizada por figuras como el “Chino” Darín, Peter Lanzani, Mercedes Morán, Cecilia Roth, Daniel Fanego y Luis Gnecco; tuvo su premiere mundial en la última edición del Festival de Cannes, en la sección “Un Certain Regard”, y se estrena con gran expectativa el 9 agosto en la Argentina.
Pero pese a que su padre, Rafael Ferro (52), es desde hace años un actor de renombre y presencia en la TV, Lorenzo, sin embargo, nunca antes había actuado, ni tomado clases de teatro.
“Hice fotos con papá para una revista y uno de los hermanos de Luis me vio; estaban empezando a buscar gente para el casting. Entonces me llamaron y fui el primero en ir. Y a Luis le gustó. Después fui por segunda, tercera, cuarta, quinta y séptima vez, hasta que abrieron el casting. Ya está, dije, me tendré que adaptar a la idea de que no voy a quedar. Meses después, Luis me cuenta que tenía pendiente una reunión con los productores de la película. Un día después, me confirmó que había quedado”, cuenta Lorenzo.
Convecer a los productores del filme de tener como protagonista a un actor debutante no fue fácil, pero Ortega sabía que Ferro era el indicado. “Yo lo conocí y siempre supe que era él. Después vinieron mil más, pero yo ya escribía pensando en su carita. Frente a semejante rigor otro pibe habría abandonado, pero él demostró ser un tipo con mucho talento, se puso la película al hombro, se la bancó”, reconoció el cineasta.
“Fue con el tiempo que me fui haciendo más parecido a Robledo; a medida que crecía el pelo y aprendía el guión. Es un poco impactante ver una foto mía y una suya al lado. Hay algo”, afirma Lorenzo. La prepación de su personaje fue una tarea titánica tanto para él, como para el director.
“Fueron como cinco o seis meses antes de filmar. Nos pusieron un coach, Alejandro Catalán, y nos juntábamos en la casa de Ortega con el Chino Darín y Peter todos los días. Nos poníamos a bailar entre nosotros o Luis me decía ¨hacé que estás robando mi casa¨ y me filmaba. Después tenía que mirar todo lo que habíamos hecho ese día. Tuve que aprender a andar en moto y tocar el piano y hasta tomé clases de parkour. Cuando las cosas se empezaron a dar mejor, los otros actores empezaron a venir a ensayar conmigo. En el primer ensayo que tuvimos con Daniel Fanego me pegó una cachetada...pensé “¿Pero qué le pasa?¨ Y se la devolví, no me iba a quedar pillo. Ahí se dio cuenta que iba en serio la cosa...estuvo bueno eso”, confiesa entre risas el actor.
“Pasamos por tanto que para cuando empezamos con el rodaje todo me parecía un poco más fácil de lo que había pasado antes”, agrega Lorenzo, un chico apasionado por el skate, el rap y las competencias de “freestyle”, algunas de las cuales lo muestran en Youtube, dice.
“No se me pasaba por la cabeza ser actor, aún teniendo uno como papá. Él siempre nos actuó a nosotros, sus hijos, entonces yo aprendí viéndolo. Y la verdad que en el proceso de la preparación del personaje Luis fue más mi papá que mi viejo. Estabamos todo el día juntos, era casi vivir con él. Lo que sí hice fue mudarme con mi papá para afrontar todo el proceso de la película, porque necesitaba espacio. No le pude sacar mucho provecho, aunque sí me daba consejos sobre como manejarme en el set. Me llevé el piano, estaba todo el día tocando y bailando o gritando sin que nadie me viera”, cuenta “Toto”, tras su debut en el largometraje producido por Kramer & Sigman Films, Underground Producciones y “El Deseo”, la productora de Pedro Almodóvar. “Nunca actué pero había una parte insconsciente de mí que sabía que estaba marcado en mi destino. Estaba a la deriva como todo niño que cuando termina la secundaria y no sabe que estudiar, pero por suerte me di cuenta que quiero vivir de esto”, concluye el actor, cuyo auspicioso debut parece augurar una gran carrera en los sets.
por Kary López
(producción: Alicia Blanco)
M.DUBINI/PERFIL