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Auténtica y frontal. Esas son las primeras dos cualidades que cualquier persona menciona de Lali Espósito. Tan clara y transparente que a la hora de hablar de amor, no tiene problemas en decir lo que siente.
En pareja con Santiago Mocorrea desde hace más de un año, la cantante abrió su corazón en una entrevista exclusiva para CARAS, y se animó a contar como es su relación llena de pasión y proyectos.
— Es la primera vez que no comparte la profesión con una pareja.
— ¡Y es muy divertido! Porque en mis experiencias anteriores yo conocía el campo pero acá aprendí cosas. Uno escucha para informarse aunque nunca sabes si estás entendiendo bien lo que te están contando pero uno asiente y hacés la típica: “ah, mirá”. (risas) Siento que la actividad del otro te enamora y sobre todo que le ponga pasión a lo que hace. Eso ya es un hecho para enamorarse y nosotros lo vivimos así, yo admiro lo que él hace y él lo que hago yo. Y en ese punto nos encontramos.
—La música también es un punto de encuentro entre ustedes, ya que Santiago antes de dedicarse al campo era Ingeniero de Sonido y Productor musical.
— Sí pero ya su cabeza se fue para otros pagos aunque le encanta tocar la guitarra y es súper talentoso pero de hobby. Viene a los shows porque es apasionado de la música y lo hacen escuchar lo que estamos tocando en vivo o la batería. ¡Ni me escucha a mí! Le gusta ver lo que hace el bajista, lo que arma la banda y disfruta desde un lugar muy musical.
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— En tiempos de gira y presentaciones por el mundo con sus discos. ¿Considera un “plus” para la pareja esa distancia para potenciar la pasión del posterior reencuentro?
— En nuestro caso sí porque nos enamoramos con estos trabajos y cada uno sabía cuál es la vida que lleva el otro y nos acompañamos de manera súper natural. Te extrañás. A veces es lindo extrañarse y a veces no. Hay momentos. Pero normalmente es un “plus” porque vale oro ese encuentro.
—Imagino que habrá esmero por parte de su novio en esos encuentros...
—¡Pero claro querida! (Eleva la voz) Estas flores (señala una docena de rosas que hay sobre la mesa) no me las dio la producción, me las trajo él. No, mentira. (ríe) Sí hay esmero y hay amor y cuando hay amor, todo fluye. El esmero es raro igual porque no hay que esmerarse tanto, hay que ser. Él no es tampoco de la velita y de la cosa romántica y yo tampoco. A mi me regalas unas flores y me río. Somos medio particulares los dos en ese sentido pero funcionamos.
—En una publicación aseguró que se la ve plena y en su mejor momento “porque tengo buen sexo”.
—Conociéndome lo dije en un tono de chiste y fue simpático pero es la verdad, ¿qué vamos a hacer? Es cierto. Santiago se caga de risa, le debe dar calor leer esos títulos porque tiene amigos, imaginate que lo deben cargar. Él no me lo dice pero imagino los grupos de whatsapp con ese graph. Pero no la pasa mal porque sabe cómo es esto y se ríe y no tiene problema. Además, habla bien de él. (risas) Yo contesto siempre todo pero no me arrepiento y me gusta ser genuina, soy muy boca suelta y me siento libre.
