Fue la fiesta solidaria más importante de la Argentina. Con casi 10 millones de pesos recaudados y más de seiscientos invitados, la “Vendimia solidaria”, organizada por el empresario Daniel Vila y su mujer Pamela David tuvo su nueva edición el domingo 8 de marzo en la finca que el dueño del Grupo Uno tiene en San Isidro, en plena precordillera de Los Andes. ‘Orgullo’ y ‘emoción’ son las palabras que mejor definen los sentimientos del hombre de negocios que un día decidió aportarle un perfil solidario a la tradicional Fiesta de la Vendimia mendocina, “para devolverle a la provincia que me vio nacer un poco de todo lo que me dio”, explica a CARAS en el atardecer lluvioso del domingo, agotado pero sin perder la sonrisa franca con que recibió a cada uno de los invitados.
“A valores constantes, esos 35 millones de pesos que llevamos recaudados son aproximadamente 10 millones de dólares desde que surgió esta idea”, relata, casi sorprendido del éxito de su idea solidaria, que sumó a la tradicional fiesta de la Vendimia, una fiesta para empresarios, políticos y amigos en la que se recaudan fondos para ser utilizados para obras de bien público. La reina y la virreina de la Vendimia cobran un sueldo mientras dura su reinado y son las responsables de entregar la ayuda (ya sean obras o fondos) a quienes un comité de evaluación considera mensualmente más urgente y más necesaria. “Y para que todo se haga en el marco de la mayor transparencia, contratamos también a una empresa de auditoria con prestigio internacional, Deloitte, para que no haya dudas de que cumplimos con nuestros objetivos solidarios y que la ayuda llega a quienes la necesitan”, explica Vila, tomado de la mano de la conductora que lo mira con admiración y cuenta que fue ella quien le sugirió a su pareja que también él participara de las entregas, junto con la reina de la vendimia. Así, Pamela y Vila cuentan que entregaron una posta sanitaria a una comunidad huarpe, que vive en lo que se llama los bosques teltecas. “Imaginate lo que es esta mujer, que un 26 de diciembre me acompañó a 170 kilómetros de acá, para entregar una posta sanitaria. Allí vivimos un momento tan emocionante... Hay que tener una mujer que te acompañe con ganas y con mucha voluntad en una fecha así, ¿no?”, relata el empresario y su mujer lo interrumpe: “Daniel brinda mucha ayuda que no se entera nadie, y él se pierde el momento maravilloso de la entrega. Mirarle la cara a la gente que recibe un puesto sanitario cuando no tenían dónde atenderse si le dolía una muela, es una experiencia única”, define. “Ver a esa gente tan agradecida, que en un rato armaron un agasajo para nosotros, trajeron un caldero, unas empanadas... Cuando nos quisimos acordar, había 100 o 120 personas que estaban cenando con nosotros. Fue un momento muy emocionante, era su manera de agradecernos. Sienten que no están olvidados”, dice Vila.