La imagen de Dallys Ferreira (31) parece el “The End” de un film romántico. Sus manos acarician
suavemente su pancita de 5 meses de embarazo y su sonrisa muestra el es- tado de plenitud que atraviesa. Sin embargo, para ella esto recién es el principio de un sueño proyectado con Nicolás (Sporleder 38) su pareja desde hace 10 años. Tras haber atravesado un año muy difícil por el sui- cidio de su hermano Jonathan, la actriz pudo rearmarse después del dolor y apostar a una nueva vida con este bebé buscado que ahora se está gestando.
—¿Cómo se enteró de que estaba embarazada?
—En el gimnasio me sentía pesada, me mareaba. Fui a la farmacia a com- prar un test y enseguida me lo hice. Al instante me dio positivo, quedé en shock y era la confirmación de que estaba engendrando una nueva vida.
—¿Hacía mucho que estaban buscando?
—Habíamos empezado en febrero pero nunca imaginamos que iba a ser tan rápido. Yo como soy muy efusiva quise dar la noticia a todo el mundo pero mi novio me pidió prudencia y que espere a que transcurran los pri- meros tres meses. Una vez que se cumplieron, lo grité a los cuatro vientos. A partir de ese momento sentí que me reconciliaba con el do- lor. Que mi hermano estará siempre en mi corazón y tomó una decisión equivocada, pero yo debía seguir y necesitaba esta felicidad.
—¿Tenía alguna preferencia por el sexo?
—Yo quería nena, y presentía que así iba a ser.
—¿Ya eligieron el nombre?
—Lo tengo elegido desde hace mu- chos años. Siempre dije que cuando tuviera una nena se llamaría “India”. En Paraguay se les dice así a los abo- rígenes. Yo me siento una India gua- raní y mi niña será así también. Es hermoso y reivindica a los aboríge- nes. Será una bendición que tenga ese nombre. Mi intención es demos- trar el valor de su origen y el mío. Ella será una pequeña india guaraní y le voy a enseñar a hablar el idioma. Cuando se porte mal, la voy a retar en guaraní y también le voy a decir “rohayhu” que significa “te quiero”.
—¿Tiene antojos?
—Me agarró desesperación por la comida paraguaya. Así que cuando fui a mi país “me comí todo”, voraz- mente. Después me calmé y ahora tengo antojo de cosas dulces. Me doy algunos gustos, pero no abuso.