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El living de la casa está en silencio. La quietud invade la sala, cuyas paredes están cubiertas de discos de oro y diplomas. Sobre la chimenea, varios premios Gardel y un Martín Fierro parecen observarlo todo. Es evidente que allí vive una leyenda, alguien que cosechó galardones y gozó de una fructífera carrera. Alguien que hizo de la música su fuente de ingresos y emocionó a multitudes con sus sentidas canciones. En cada rincón hay un recuerdo y un motivo más que suficiente para levantarse y salir adelante, porque luego de pasar dos meses en coma y de un largo período de recuperación, Humberto Vicente Castagna, más conocido como Cacho Castaña (73), está decidido a retomar su carrera y seguir emocionando a sus seguidores como el primer día.
“Vengo de Vietnam, pasé dos meses en coma, noventa días con traqueotomía y tres operaciones de cadera. Me estoy reponiendo bien, me falta muy poquito para terminar de caminar sin bastón y no depender más del oxígeno. Hago kinesiología todos los días. Tengo una fonoaudióloga que viene día por medio. Estoy muy contento. Recuperándome día a día. Tengo objetivos: cantar, hacer shows... Voy a hacer un ciclo de tango, probablemente en el Maipo, todos los lunes. Estoy en la radio los miércoles haciendo ‘Tardes de Café la Humedad’ (Radio ‘2 X 4’)”, confiesa el cantautor.
Mientras se prepara para volver a los escenarios en el mes de julio, junto a “Palito” Ortega (75) y Alejandro Lerner (58), con una serie de conciertos en el Luna Park; presenta su autobiografía “Vida de Artista”, editada por Planeta. “Hace rato que tenía ganas de contar mi vida. Es muy difícil escribir un libro, tardé tres años en terminarlo. Rompí papeles y capítulos. Cuando llegás a la mitad de lo que escribiste, no te gusta y volvés a empezar. ¡Es un lío tremendo! No tiene ninguna ambición literaria, lo hice por el sólo hecho de repasar un poco mi vida. No es la verdad de todo, esa me la guardo para el segundo libro. Las cosas que no puse son las más fuertes. En el próximo libro voy a ser totalmente transgresor. Este es ‘El Libro Gordo de Petete’ al lado de lo que se viene (Risas)”, asegura.
Entre letras de canciones y fotos inéditas, Cacho lleva al lector por un viaje inolvidable a través de su vida. Desde los recuerdos de su adolescencia en el café “La Humedad”, su paso por Japón junto a John Lennon y Aretha Franklin, hasta las drogas y sus comentadas relaciones con Mónica Gonzaga y Susana Giménez, el cantautor se sincera y se muestra sin tapujos. “De lo único de lo que me arrepiento es de la droga. Hay mucha gente que dice: ‘Si volviera a nacer haría todo lo mismo’. Yo todo lo mismo no. Haría todo lo que hice, menos la droga. Todos lo demás es la sal de la vida (Risas), y no me arrepiento de eso”, confiesa.
Gracias a la ayuda del editor Fernando García pudo terminar de darle forma a un libro que es tan ecléctico como la propia vida del artista. “Es un capo. Me editó todos los capítulos como yo quería, emprolijó todo el libro. Me enseñó muchísimo. Lo escribí yo, pero él me dio una mano grande. Lo armó, lo editó y lo pulió. Estaba todo muy mezclado”, dice.
Cacho es consciente de que tanto el libro como su recuperación no habrían sido posibles de no ser por el apoyo incondicional de su mujer Marina Rosenthal (39). Desde el primer día de internación ella estuvo a su lado y hoy lo acompaña, celebrando con él cada progreso en su recuperación. “Es un amor sin hipocresía, franco, auténtico, no tiene especulaciones de nada. Generalmente, el amor tiene una especulación, tiene la hipocresía de la seducción. Con Marina siempre fui como soy, nunca tuvimos problemas ni tuve que laburar para estar al lado de ella. Generalmente, estar en pareja requiere un trabajo previo de conquista, que en este caso no fue necesario”, asegura sobre la bella mujer.
Como el Ave Fénix, Cacho renació de sus cenizas, y hoy enfrenta al mundo como mejor lo sabe hacer: con un tango y mil historias bajo el brazo. “Guarda, el guerrero no se retiró a dormir, está haciendo la siesta”, dice en su libro. Y tal como lo demuestra día a día, el guerrero ya se está despertando.
