El pueblo holandés la ama y los europeos caen rendidos ante su paso
con cada uno de sus outfits. Máxima Zorreguieta sedujo al mundo
fashion y se convirtió en la preferida de todos los diseñadores y
entendidos de la moda.
Más allá de la ropa, las joyas y los accesorios que completan cada uno
de sus looks, su cabeza es uno de los mayores atractivos. Durante los
primeros días en el trono de Holanda, las revistas especializadas la
definieron como “La reina de los 1001 sombreros” por su glamorosos
tocados, casquetes, turbantes, fascinator y capelinas. Sin embargo los
especialistas hoy coinciden en que Máxima también es “La reina de los 1001 peinados”. Caracterizada por su sencillo glamour, se arriesga a cambios en su cabello, en muchas oportunidades hasta desafiando al protocolo que asegura que una reina no debe llevar el cabello suelto. Ella supo apostar a las ondas, a la raya al costado, a las mechas más claras que iluminan su rostro, al cabello más largo (según las reglas el de una reina no debería rozar la ropa) y no descarta relajados
recogidos que siempre adorna con grandes moños o flores.