Dice que nunca fue muy “sensual” delante de las cámaras, aunque ser modelo fue de las tantas inquietudes artísticas que la invadieron de pequeña. En su infancia montevideana, Camila Rajchman soñaba con ser cantante, actriz o bailarina, y por eso sus padres no dudaron en mandarla a escuelas especializadas en música y canto. Cuando le llegó el momento de escoger una carrera universitaria se decidió por dos caminos alternativos: comunicación y una tecnicatura en audioviosual. Y fue en sus estudios de comunicación, que luego abandonó, donde se hizo muy amiga de Fernando Vázquez, con quien fundó a fines de 2014 una de las bandas que más furor causó en el Rio de la Plata: Rombai. No por nada el grupo, al igual que sus compatriotas de Márama, cruzó rápidamente el charco y pasó a ser la figurita más buscada en cada fiesta o casamiento que se realizara en la Argentina. Un auge que parecía no tener techo, pero que de pronto sufrió una imprevista deserción... La de la propia Camila: “Fue muy triste dejar la banda, soy en cierta forma una de las creadoras, le puse el nombre, le di mi imagen, y me esforcé durante un año las 24 horas de todos los días por llevar el proyecto adelante. Pero entre las dos partes, por un lado yo y por otro Fernando con el resto, decidimos que era lo mejor para Rombai. En lo que a mi respecta, porque me gusta hacer las cosas bien, estar preparada, prevenir y no tener que curar. Y para ellos no se, no me corresponde a mí decirlo...”
La voz delata convicción, y sobre todo optimismo por lo que vendrá. Aunque le cueste borrar de un plumazo un 2015 cargado de éxitos y reconocimiento. “De pronto comenzamos a vivir una fama en nuestro país que jamás hubiéramos imaginado. Fue repentino, subíamos una foto a las redes sociales y enseguida teníamos diez mil likes, íbamos a comer a los restaurantes de siempre y todos nos pedían una foto... Nos descolocó por completo, dejamos de salir los viernes con nuestros amigos para subirnos a una camioneta, a un avión o a un barco e irnos a trabajar. El éxito lo llevamos bien, pero no sé si estábamos preparados musicalmente para atajar todo eso.”. Habitual visitante de Buenos Aires por una hermana, Laura, que vive allí hace doce años, cruzar definitivamente el Plata y asentarse en la capital argentina es una posibilidad latente: “Aún no se lo que voy a hacer, estoy escuchando propuestas muy tentadoras tanto de Uruguay como de la Argentina. Creo que es un buen momento para irme de casa, aprovechar la situación y quizás radicarme en Buenos Aires por un tiempo. Me llevo excelente con el país, me gusta, y siento que tengo lindas posibilidades de continuar allí mi carrera artística. Me gustan mucho las cámaras, podría hacer televisión. Por ahora me dejo tentar por las oportunidades. Y dentro de muy poquito voy a dar a conocer mi elección".