Mientras Soledad Pastorutti observa a su marido, Jeremías Audoglio, jugar en los jardines del Hotel The Brick Buenos Aires con sus hijas Antonia y Regina, sonríe. Como si en un instante se abstrajera de todo. Aquella artista que de chica llamó varias veces a Susana Giménez para que la invitara a cantar a su programa y que se casó, en 2007, con su primer y único novio, cumplió la mayoría de sus sueños. Y en esa mirada pareciera reflejarlo, antes de poner en palabras su buen presente: "Profesionalmente, estoy muy contenta con mi último disco solista ‘Vivir es hoy’. Me encantó grabar junto a mi familia el video de la canción ‘Eres’. A principios de año cumplí dos décadas desde la primera vez que me subí al Festival de Cosquín. Y estoy entusiasmada con ‘Mi camino al hoy’, el documental que se ve por youtube.com, donde en veinte capítulos cuento los hitos que me marcaron. Tengo la familia que anhelé y un marido que me emociona como papá. ¡Desarrolló una paciencia mejor que la mía! (Risas). No pude haber elegido mejor padre para mis hijas".
—¿En qué la cambió ser madre?
—Me cambió radicalmente. Como mujer, fue un antes y un después. Dejás de lado el egoísmo. Entendés que el verdadero sentido de la vida está en un hijo. Si bien sigo soñando con tener mayores logros musicales, mi vocación se revalorizó a partir de mis nenas. Es un error pensar que uno debe dejar todo y centrarse en sus hijos. Si se sabe compensar la función de madre, los hijos nos dan más energías para hacer las cosas. Previo a cada show, "Anto" y "Regi" vocalizan y se pintan conmigo. Al terminar el concierto, actúan de periodistas y me hacen los reportajes. Esta profesión es muy solitaria y poder compartirla con ellas y "Jere" es impagable. Ser madre fue lo más perfecto que hice. Mi mejor elección fue tener hijos y haber formado una familia. No sé si toda la vida voy a cantar profesionalmente, ojalá que sí. Pero estoy segura que nunca voy a dejar de ser madre. La maternidad siempre fue un deseo muy fuerte en mí. Y más allá de que, por un lado, había personas que me sugerían tener hijos más adelante por mi carrera, y que, por el otro, mis abuelas me apuraban para conocer a sus bisnietos, con "Jere" las tuvimos cuando quisimos.
—¿Cómo definiría a Antonia y a Regina?
—Antonia es súper pícara, inquieta y extremadamente sociable, incluso a veces me da miedo porque puede ponerse a hablar horas con alguien que recién conoce. Las dos son cariñosas, pero Antonia lo manifiesta menos. En cambio, Regina dice "mamá es mía y de nadie más". Va a todos lados conmigo, no se duerme si no me toca una mano, oreja o cara. "Regi" cuando te dice "no" es "no". "Anto" es más flexible, como yo. Los primeros días del nacimiento de la más pequeña, Antonia se puso un tanto celosa, pero después todo se acomodó naturalmente. Regina adora a su hermana, es su ídola. Hoy se llevan bárbaro, ambas son muy graciosas. Son dos nenas educadas y muy felices. Disfrutan y entienden mucho mi trabajo. Y el amor que me dan es inexplicable.
—¿Le augura a ambas un futuro en el espectáculo, en la música?
—A "Anto" le encanta el escenario: una vez me sorprendió y apareció en pleno recital. Frente al público vino sonriente a decirme algo al oído. Estaba chocha. Cuando no queríamos que les sacaran fotos a las nenas, ella posaba ante los fotógrafos y fans. Por ahora, a "Regi" le cuesta un poco más darse con la gente, es más intensa y extrovertida en casa. Desde pequeñas, las llevé a danza. Y ahora "Anto" me pidió profundizar sus clases de baile. Ambas tienen sus guitarras y una batería que comparten. Se saben todas mis canciones, son fanáticas de Diego Topa. Cuando las observo bailar o actuar frente al espejo, me veo a mí de chica, aunque ellas son más bellas (Risas). Realmente siento que la belleza de ambas les da una gran ventaja en un tiempo donde se prioriza el cuerpo. Sin embargo, nosotros les enseñamos que la actitud y la calidad humana están por encima de cualquier imagen.
—¿Y quién es Jeremías?
—Además de ser el padre que elegí para mis hijas, es mi compañero de vida. Lo conocí hace 18 años, cuando terminé el secundario en la Nocturna de Arequito, por los horarios que me empezó a demandar la profesión. Cuando me instalé más en Buenos Aires, él se vino conmigo. El amor no tiene explicación, sucede y hacés cosas que nunca imaginaste. Somos el agua y el aceite, pero congeniamos perfectamente como familia y pareja. El es más pensante y yo, más impulsiva. Por eso me ayuda a veces a mantener los pies sobre la tierra. ¡Es tan buena persona como marido y papá..!
—¿Con qué sueña en el futuro?
—Espero seguir trabajando y reinventándome como música; conservar aquella chispa que se apodera de mí cada vez que canto. Deseo que mi familia siempre tenga salud, que mis hijas puedan encontrar solas las herramientas para hacer su camino. Lo mejor que tiene un ser humano es construir, cualquiera sea la obra, pero construir. Nosotros las vamos a ayudar en lo que sueñen. Lo nuestro es de ellas. Pero quiero que solas descubran su destino para que aprendan a valorar todo. Para que sepan que sin sacrificio y amor no se logra nada, y que la riqueza precisamente no tiene precio. Hoy pocas cosas me generan mayor felicidad que ver a mis abuelas, Elvira Pastorutti y Valeria Zacchino, jugar con sus bisnietas. Ojalá pueda hacerlo yo con los míos. Mientras mis afectos tengan salud, amor y satisfacciones, soy feliz.
Soledad habla y, lejos de querer demostrarlo, en cada palabra, en cada gesto, evidencia sus raíces. La humildad es más fuerte que ella. Aquella sencillez que le inculcaron sus padres, en su Arequito natal, acompaña a todos lados a esta madre y artista consolidada. Es que si le preguntaran quién quisiera ser si volviera a nacer, sin dudas, "La Sole" respondería: "Esa misma chica de barrio que a los 15 años se subió al Cosquín y hoy conformó la familia que soñó".
Por Naiara Vecchio.
Fotos: Federico de Bartolo.
Producción: Fernanda Vaudagna.
Agradecimientos: The Brick Hotel Buenos Aires, Colección Mgallery (Chef Ejecutivo: Javier Marrone), Estudios V, Caniglia (Bicicletas). Bea Pérez. Zapatos Deattar. Cante Pido, Chamba, Zuppa, Botanguita, G de B, Mancini, Maria Cher, Las Penélope (Sombreros), Las Pepas. Make up: Gisela Parolin. Estilista: Juani Pellizzola. Alberto y Bebe Sanders. Kaimor Traslados.