jueves 28 de marzo del 2024
ACTUALIDAD 25-04-2017 09:46

El galán de “Josue”, en la isla de Caras

“argentina es propicia a las grandes pasiones” Galería de fotosGalería de fotos

Aunque no habla ni una palabra en castellano, Sidney Sampaio (36) tiene una conexión indeleble con la Argentina. Producto del azar concibió a su hijo, Leonardo (6), en un viaje por turismo a Buenos Aires con su ex mujer brasilera, la productora Juliana Gama. En sus esporádicas visitas al país, donde mantiene algunas amistades, siempre le repetían lo mismo: “Vos tenés que triunfar acá”. Aunque en ese entonces lo veía como algo lejano y casi imposible, el tiempo hizo lo suyo: en 2016 cobró popularidad por la novela “Moisés y Los Diez Mandamientos” y este año reapareció como el gran protagonista de “Josué, La Tierra Prometida”.

Oriundo de Lucélia, un pueblo al norte de San Pablo de poco más de 20 mil habitantes, en su adolescencia soñaba con jugar en la NBA (fue jugador de básquet profesional) hasta que un día los cazatalentos de la agencia internacional de modelos Elite (la misma que descubrió a Gisele Bundchen) le ofreció trabajo en la capital paulista. Sin demasiada confianza en sí mismo aceptó con la idea de financiar sus estudios en Medicina, un sueño que quedó postergado. Lo que siguió fue el ingreso a la televisión como una “cara bonita”, hasta que a fuerza de trabajo y dedicación se hizo un lugar en la elite actoral de su país. Con el furor de las novelas bíblicas, impulsadas por el canal Record, cuyos dueños son los fundadores de la evangélica Iglesia Universal del Reino de Dios, su imagen dio la vuelta al mundo y llegó a la Argentina, donde hoy Sidney o Josué, en la ficción, lidera el rating desde la pantalla de Telefe, y promete darle batalla al propio Marcelo Tinelli.

—¿Cuál es el atractivo de la novela “Josué, La Tierra Prometida”?

—Hay mucha acción, muchos romances intensos, pasiones y enemigos muy crueles. Es una historia muy fuerte, de mucha superación, mucha fe, es una historia bella y con una producción rica. El público se va a emocionar y enamorar de la novela.

—Usted tiene una gran experiencia en novelas de inspiración bíblica, ¿Por qué funcionan?

—Todos necesitamos de un mensaje optimista que nos llene de energía y fuerzas. Las novelas bíblicas tienen eso y es un producto que podemos ver en familia, que es un algo cada vez más difícil de lograr. El hecho de sentarse con tu esposa y tus hijos para compartir un momento es un gran logro hoy en día. Pero sobre todo funciona porque es un clásico, son historias universales.

—¿Cómo vive el gran éxito internacional de Moisés?

—No estuve en otros países pero lo sigo por las redes sociales, donde recibo elogios y mensajes de agradecimiento. Porque uno entra a la casa de las personas con mensajes de optimismo, superación, de fe y de fuerza, y eso es muy disfrutable. En las calles percibo que el público es muy diferente al de antes de hacer una novela bíblica. Antes era la sensación de ver un famoso, ahora además hay un agradecimiento porque la novela, en algún punto, mejora la vida de las personas a través de sus mensajes.

—Por lo menos en esta novela le tocó sufrir un poco menos...

—Ahora menos, porque soy un hombre libre. No soy más un esclavo. Somos un pueblo libre pero con grandes desafíos por delante. Tenemos que conquistar tierras que ya están habitadas por pueblos fuertes y violentos, entonces libramos muchas batallas y desafíos que sólo podremos superar con la fe. Vivimos romances y hay mucha acción y emoción producto de la fe y la conexión que ese pueblo tiene con Dios.

—¿Lo sorprendió el fervor de los fans argentinos?

—Nunca imaginé que eso pasaría, espero mejorar mi español para cuando vuelva a fin de mes. Es una tarea pendiente. Voy a tomar clases en Rio. Me acuerdo de una visita a la Argentina cuando me decían que tenía que ser famoso allí. Y lo veía como algo imposible. Me da mucha felicidad haberlo logrado.

—¿Le gusta el cine argentino?

—Sí, es muy bueno. Hay actores y directores muy buenos. Me gustaría hacer una película aquí. Conozco a Ricardo Darín, es muy talentoso. Darín es un ídolo y un referente.

—¿Es un ciudadano ilustre en Lucélia, el pueblo del interior de San Pablo donde nació?

—Jamás imaginé que un día sería actor pero me encantaba ese universo. Mi sueño era jugar en la NBA (risas). Me acuerdo que en la escuela veíamos obras de teatro y yo me escondía atrás de los últimos lugares para ver los espectáculos más de una vez. Nunca lo imaginé como una profesión. Vivir del arte es muy difícil y más aún en Brasil. Por eso me considero un hombre con mucha suerte y soy muy agradecido por eso.

—¿Cómo llega a la actuación?

—Participé de un concurso de modelaje en mi ciudad de la agencia Elite, que en ese entonces trabajaba con Gisele Bundchen, entre otras top models, y los “bookers” me invitaron para trabajar en San Pablo. En ese momento quería estudiar Medicina, entonces aproveché la experiencia para financiar mis estudios. No me tenía mucha fe pero era un buen medio para estudiar. Todavía es un gran sueño terminar la carrera de Medicina, tengo que resolverlo rápido porque ya tengo 36. Todo se fue dando con las inseguridades propias de la profesión. Es muy oscilante. Es una gran batalla hasta llegar. Es un embudo y las oportunidades son limitadas. Cada paso dado me traía una convicción, entonces me perfeccioné viendo actores experimentados y con la actitud humilde de un aprendiz.

—¿Cuándo sintió que se afianzó en la profesión?

—Cuando firmé mi segundo contrato largo con “TV Globo”. Estuve doce años en total hasta pasar a “Record”, que produjo “Moisés” y “Josué”.

—El año pasado “Moisés” fue el gran contrincante del dueño del rating en la Argentina, Marcelo Tinelli, y su programa “ShowMatch” con su certamen “Bailando por un Sueño”. Paradójicamente, usted participó en un formato similar en Brasil...

—Fue muy divertido, tuve una conciencia corporal muy grande, además de que bailar es una gran terapia. Ya lo dice el dicho, “Quem dança, seus males espanta” (algo así como “Quien baila, aleja los males”). Además, me enamoré de mi compañera (Carol Nakamura) y vivimos una gran historia de amor, así es que tengo excelentes recuerdos. Me dijeron que en la versión argentina hay más intrigas, pero en Brasil se limita al espectáculo. Es una gran responsabilidad ser el gran contrincante de Tinelli.

—¿Es cierto que concibió a su hijo en Buenos Aires?

—“Leo” fue concebido aquí, fue el gran regalo de mi vida. Es mi vida, me hace mejor y todo lo pienso y evaluó en función de él. Me convirtió en una persona mejor. Antes era yo y después yo, ahora tengo la conciencia de que todo lo que hago va a reflejarse en su vida. Tengo una tenencia compartida con mi ex.

—¿Está soltero?

—Sí, hace un año. Soy una persona muy normal, tengo una vida como la de todos; pago mis cuentas, voy al supermercado, a la farmacia, me gusta estar en contacto con la naturaleza, tengo mascotas... Necesito tener esos momentos de estar con mi hijo, ver una película o una serie que me gusten. Vivo en Copacabana y estoy construyendo una casa de campo a las afueras de Rio. Estoy en la Avenida Atlántica, a metros del mar. Vivo al ritmo de Copacabana. Mi nueva casa es en lo alto de una montaña con vista al mar. El fondo es la selva virgen, es un lugar muy especial para mí.

—Además de ser un galán, ¿Cocina?

—Gané el concurso “Superchef”  (versión brasileña de “MasterChef”). Eso más que una ficción es realidad. Me encanta cocinar. Crecí viendo cocinar a mi mamá, mi tía y mis tíos, entonces la cocina es un lugar en el que fui muy feliz. Me aventuré y tuve buenos resultados. Hoy cocino pero sólo para alguien. Me gusta agasajar. Hago de todo menos dulces. Mi plato preferido es rissotto con langostinos trufados. Es una delicia.

—¿También le gusta la música sertaneja (una suerte de folklore)?

—En el interior de San Pablo se escucha mucha música sertaneja. Cuando fui a Rio todavía no existía esa música. Pero creció el sertanejo universitario que hizo muy conocido el ritmo. Entonces eso me hizo sentir más acogido. Hoy es un ritmo muy popular.

—¿Tiene referencias de otros actores brasileños sobre la experiencia de triunfar en la Argentina, como el caso de Cauã Reymond, alias Jorginho, en “Avenida Brasil”?

—Caua empezó un año después que yo. Hicimos “Malhação” (tira adolescente) juntos; es un actor muy talentoso y dedicado a su profesión. Lo respeto y admiro mucho.

—Los protagonistas de “Moisés” se enamoraron, ¿se imagina enamorándose de una compañera de elenco?

—Sí, por la proximidad y la convivencia... A veces uno intenta evitarlo porque si va bien es excelente pero si hay algún problema se resiente la convivencia. Intento evitarlo pero no me negaría a vivir una historia de amor con una actriz del elenco, soy muy verdadero con lo que siento. Y si lo siento, me entrego.

—¿Qué le parecen las argentinas?

—Las argentinas son lindas, encantadoras. Sólo conozco Buenos Aires y es un lugar encantador y propicio para las grandes pasiones.

Por Diego Esteves

Fotos: CARAS Brasil

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