Diciembre fue un mes tan duro como emotivo. El 22 celebró su cumpleaños con una íntima fiesta y una gran ilusión ya latiendo en su vientre. Sin embargo, el 3 de enero, luego de pasar las tradicionales fiestas en familia, Victoria Xipolitakis (31) terminó internada perdiendo el hijo que tantas ilusiones había proyectado en su futuro con Javier Naselli (52).
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Con gran tristeza transitó los primeros días para luego, por primera vez en su vida, suspender sus compromisos e instalarse en un campo de Punta del Este sólo a descansar y disfrutar la vida. Allí, frente al mismo bravío mar, entre las rocas y la arena de esa playa, exactamente un año atrás había conocido al hombre que le cambió la vida y que la llevó a apostar por el amor. Por eso también quería allí celebrar su íntimo aniversario, muy especial después del duro momento que vivió la pareja.
“Estábamos muy ilusionados con tener un bebé pero no queríamos decir nada hasta superar los primeros meses. Todo coincidió con las corridas armando mi regreso a Buenos Aires. En Nueva York pensé que tenía hinchados los intestinos. Fui al médico y me iban a hacer unos estudios hasta que me dijo ‘Suspendé todo porque estás embarazada’. ¡Quedé en shock y empecé a saltar por la 5ta Avenida!¡ Estaba como loca de feliz y lo llamé por teléfono a Javier que no paraba de reir..! Como a las pocas horas nos tomábamos el avión para la Argentina decidí hacerme todos los chequeos en mi país. Pero no le dije a nadie porque había que esperar. Y fue muy gracioso cuando en mi cumple Moria (Casán), re brujita, la pegó al decirme que tenía una luz especial que sólo tienen las embarazadas. Ese día Javier me regaló unos escarpines porque dijo que sentía que ya éramos tres”, cuenta Vicky a borbotones. Ahora está más tranquila.
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Refugiada en el campo, a orillas del mar. Cada mañana se despierta con la sonrisa que siempre iluminó su vida junto al hombre que ama y al que se siente aún más unida después de atravesar el difícil momento.
“Apenas llegué a Buenos Aires empecé con las ecografías que mostraban cómo la bolsita iba creciendo. Hasta que todo se detuvo en la semana sexta o séptima. Lo que me dijeron es que la bolsita estaba vacía, que el embrión nunca se formó.
Cuando me anunciaron que tenía que ir al quirófano, con anestesia, para sacarme la bolsita en la que no se llegó a formar el feto, porque si no lo hacían podía darme una hemorragia y ahí sí era peligroso, me dio pánico. ¡Estaba muy asustada! Pero mi amigo Yamil, que es médico, me tranquilizó. Javier estuvo todo el tiempo a mi lado, sosteniéndome la mano. Me dijeron que de veinte mujeres esto sólo le pasa a dos. ¡Y me tocó a mí..!”, asegura mostrando parte de su crecimiento interior. Apenas unas horas internada bastaron para que la pareja pudiera retomar su vida dentro de la normalidad del caso.
Pero Xipolitakis aún tenía que superar un problema. “A mis papás no se lo había contado porque no quería preocuparlos. Por eso apenas salí del quirófano llamé a mi mamá. Ellos son lo más importante en mi vida y los cuido mucho. Lamentablemente, mi papá y mis hermanos lo escucharon en la televisión y hasta hoy están medio ofendidos. Pero era algo muy mío y quería ser yo quien se los contara”, confiesa la tranquila mujer rubia.
Andar a caballo por la orilla del mar dice que la llena de energías. Que le devuelve la fuerza perdida y que la ayudó a recuperar su sonrisa. “Estaba triste pero yo no perdí un bebé porque nunca se formó el corazoncito. Me dijeron que el embrión no se formó porque la bolsita estaba vacía y por eso me la tuvieron que aspirar en el quirófano. Fue muy duro. Pero siempre que estás bien con una pareja planeas formar una familia y yo estoy muy bien por eso estaba muy ilusionada. Pero lo esperamos para cuando Dios lo mande. Quizás éste no era el momento. Así es que cuando Dios quiera mandarlo, acá estamos esperando un bebé. Acá, tanto sol me dio la luz para renacer y el mar me llenó de fuerzas. Tuve la tranquilidad para pensar y mi conexión con los caballos me dio pureza y fuerza. También el amor de los que me rodean me ayudó a ponerme de pie rápidamente. Siempre soñé con formar una familia hermosa, con tres hijos, y eso sigue intacto. Yo quería ser maestra jardinera pero no se dio y lo voy a ser de mis hijos”, relata con su entusiasmo de siempre.
El 9 de enero Vicky y Javier tuvieron su íntima celebración con un picnic en la playa. “El aniversario fue muy emotivo con muchas sorpresas no tan materiales sino más sentimentales. A las 12 en punto de la noche anterior Javier me esperó en la habitación con la canción “Una en un Millón”, que dice que es una letra para mí. Había champagne, dos copas y, como siempre, mi coronita de flores hecha por él para su princesa. Me dijo unas palabras muy amorosas, brindamos y nos fuimos a comer a La Bourgogne. En la mesa de al lado estaba Tinelli con Guillermina que nos saludaron y él le dijo a Javier “¿Para cuándo el Bailando?Al día siguiente volvimos al lugar en el que tuvimos nuestro primer beso y organizamos un picnic muy romántico, con candelabros con velas, champagne, almohadones… Algo hermoso que quedará grabado en mi corazón para siempre”, concluye Vicky.
Por Gaby Balzaretti