Casi no hay rastros de maquillaje en su rostro. Viste un traje ajustado de neoprene y lleva el pelo recogido. Apelando a la niña que lleva dentro, Fátima Florez (36) se deslumbra a medida que descubre cada hectárea del “Mar del Plata Aquarium”, uno de los parques marinos más importantes de Argentina, situado junto al Faro de Punta Mogotes, en el que habitan toda clase de mamíferos, reptiles, aves y peces. Sobre una plataforma que conecta directamente a las piletas donde residen los delfines— principal atracción del lugar—la eximia comediante se maravilla frente a la destreza natural del animal y, guiada por un cuidador del parque, interactúa con el mamífero.
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“¡Son muy juguetones! Y súper inteligentes. Hoy casi no dormí de lo ansiosa que estaba por venir. Siempre fui muy bichera y estas oportunidades son únicas. Ellos me transmiten muchísima paz y me encanta jugar con ellos. La última vez que estuve acá fue en la filmación de la película “Bañeros 4” donde yo interpretaba a la dueña del acuario”, recuerda la completa imitadora mientras alimenta a Lara, una de las hembras más antiguas del acuario. Protagonista de “Fátima Superstar”, espectáculo que escribe y dirige su marido en el “Teatro Roxy”, por el que ganó el premio “Estrella de Mar de Oro”, dice que elige no bajar a la playa ya que el desgaste físico de cada doble función es el equivalente al trabajo de un “maratonista”.
“Son dos horas arriba del escenario en la que estás cantando, bailando y cambiándote de ropa permanentemente.
Bajo dos kilos por show y pierdo mucho líquido. Es un training total que funciona mejor que cualquier gimnasia”, explica y destaca que en su alimentación no puede faltar una banana diaria, acompañado de un batido de vitaminas y minerales, y un té de jengibre antes de salir a escena para “limpiar” las cuerdas vocales. Aunque no se considera coqueta, para ella cuidar la piel forma parte de una rutina obligada. “Uso protector solar para bebés para no quemarme nada porque me salen ampollas. Tengo la piel muy delicada y me hace mal el sol. Como le doy mucho castigo a la cara con el make-up y las máscaras en el teatro trato de usar buenas cremas y máscarillas caseras de leche con maicena o de limón con miel. Todo ayuda”, asegura.
Con una complicidad que se evidencia cada vez que se miran a los ojos, Fátima devela el secreto tras diecisiete años de matrimonio con Norberto Marcos (60). “Él es mi director en la obra y si discutimos o peleamos siempre es por trabajo, jamás en nuestra vida personal. Cuando uno se enoja el otro se da cuenta y se calma. Nos llevamos muy bien y es un gran compañero”, sostiene y él agrega: “Ya tenemos un código de relación en el que nos podemos decir las cosas más terribles y a los dos segundos estamos bien de vuelta”. Devota de “San Expedito” desde que tiene memoria, la artista que atesora un “altarcito espiritual” en su mesa luz, donde conserva estampitas, medallas y rosarios, comparte con CARAS sus más profundos deseos de convertirse en madre el próximo año. “Será en 2019, es un número que siempre me trajo suerte. Siempre quise ser mamá, desde muy chica. Antes lo veía más lejano pero ahora tengo ganas”, concluye.
Por: Sabrina Galante desde Mar del Plata
Fotos: Maximo Gomez