Jimena Barón : "Soy una pantera, depredadora y cariñosa"

Todo en la historia de Jimena Barón (31) se recicla. Lo que en otras personas puede ser un factor de debilitamiento, en ella se transforma: la reconstruye y posiciona donde quiere estar. Supo torcer el destino marcado de las estrellas precoces tras la inolvidable “Aneta” de “El Faro” y la niña de “Gasoleros”, con sólo 11 años. Ni su aventura adolescente de ir a Nueva Zelanda a cultivar kiwis con amigas ni su decisión de dejar todo por amor le impidieron sus logros profesionales. Al contrario: las idas y venidas con el ex jugador de fútbol, Daniel Osvaldo (32), con quien tuvo a Morrison (4), fueron el aliciente perfecto para su exitoso primer disco “La Tonta”, que presentará el 21 de octubre en el Teatro Ópera con invitados especiales, como Ráfaga, Fabiana Cantilo y Emme. “Estoy entusiasmada con mi agitado cierre de año, feliz de haber incorporado como coreógrafo de mis shows a Matías Napp, quien entró a mi vida a partir de este ‘Bailando' y es un coach mega talentoso. Estamos recorriendo el país y la respuesta de la gente es hermosa. Invertí mis ahorros para cumplir mi sueño de cantar y, si bien por ahora no es una ganancia económica, proyecto una carrera como cantante. También tratamos de ser coherentes con el precio de las entradas por la complicada situación del país”, destaca quien compuso temas propios y también “Soy como soy” para la tira “Simona” y la cortina de cierre de “Showmatch”. “Estoy trabajando en mi segundo disco, tiene el mismo sello de mujer fuerte que va al frente y hace lo que quiere pero es un poco más vengativo que ‘La Tonta’… me permito más licencias: si bien crecí consumiendo pop, a la vez me encanta la cumbia, el reggaetón, el rock…”, agrega con el mismo entusiasmo que luce su pañuelo verde atado a su cartera.

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Es viernes a la tarde y Jimena sale de su último ensayo del día. Hace dos meses que no tiene un día libre, aunque su rostro no se haya enterado. Mientras termina su merienda de yogur con cereales y café con leche, bromea con su disciplina alimenticia, que “es inversamente proporcional a su suerte amorosa”.  “Soy intensa y cuando hago algo, quiero que sea lo mejor. En el trabajo me sale bien, en otras áreas… no tanto”, dice entre risas la actriz que interpretó a Marixa Balli en la película “El Potro, lo mejor del amor”, donde conoció y tuvo un romance fugaz con Rodrigo Romero (30).

—¿Cómo es su relación actual con Rodrigo?

—Seguimos hablando pero ya no somos pareja, algo que se forzó un poco por el afuera. En este ambiente: ¡te casás o sos un gato! No hay punto medio. Nosotros empezamos a salir y tuvimos una historia hermosa de amor pero mientras estábamos viendo si podíamos apostar al noviazgo, enseguida nos pusieron el título de novios y dijimos: “Bueno, dale, somos novios”.  Un día pasó algo muy sincero entre nosotros: él me dijo que no tenía ganas de estar con otra persona y yo le dije lo mismo. Pero con el tiempo nos dimos cuenta de que no iba a funcionar: él tiene sus hijos en Córdoba, está decidiendo si sigue su carrera acá o se vuelve. Y yo estoy centrada en mi trabajo. Por mis experiencias, tengo un sensor para detectar cuando una relación no va a prosperar.  Si bien fue más un planteo mío, la charla de la separación se dio naturalmente y ambos coincidimos en que no teníamos el mismo ritmo. También el “Bailando” es muy complicado para las parejas: intuí su padecimiento por los ensayos, por mi bailarín Mauro Caiazza… las bromas de Marcelo Tinelli y me adelanté a la situación. Rodrigo tiene mucha personalidad y yo quiero estar tranquila. No me iba a enganchar en esa porque la estoy pasando bien. Lo adoro y siempre que pueda ayudarlo, lo haré: a veces me manda fotos y pide sugerencias sobre la ropa o pregunta cosas de la profesión.

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Agradecimientos: Fotos: Justina Bulbarella (@justinabulbarella). Ropa: China Suárez para Sweet Victorian.  My Fair Bikinis. Dermatóloga: Diana Chugri. Prensa: More López Blanco.

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