1. Materiales naturales y biofilia: La incorporación de piedra, madera sin tratar, bambú y textiles orgánicos será predominante, junto con jardines verticales y plantas de gran tamaño para crear ambientes frescos y equilibrados. En nuestro país, la biofilia puede incluir el uso de maderas locales como el algarrobo o quebracho, y textiles de lana o algodón producidos en el país.
2. Minimalismo cálido: Este estilo combina líneas simples con texturas acogedoras como lana y lino. El objetivo es: espacios serenos y confortables, sin perder calidez.
3. Colores naturales: Tonos tierra, verdes apagados y ocres dominarán las paletas, con acentos de colores vivos como azul petróleo y terracota para aportar vitalidad. Estos tonos se alinean bien con el estilo predominante en muchas provincias de nuestro país, donde la paleta natural de paisajes como la Patagonia, el norte árido y la región pampeana inspira la decoración.
4. Tecnología integrada: Hogares inteligentes con iluminación ajustable, sistemas de climatización automatizados y dispositivos que se mimetizan en el diseño serán clave, siempre priorizando la funcionalidad sin romper la estética.
5. Sostenibilidad: Diseños “zero waste” y muebles reciclados, además de acabados hechos a mano, no solo aportarán exclusividad, sino que también reflejarán un enfoque responsable hacia el medio ambiente. Argentina tiene una rica tradición artesanal que puede integrarse en estas tendencias. Piezas de cerámica, tejidos y muebles hechos a mano son ideales para lograr un estilo cálido y único.
6. Espacios multifuncionales: Con dinámicas familiares cambiantes, los muebles modulares y las divisiones móviles optimizarán los ambientes, haciendo que un mismo espacio pueda ser oficina, sala o área de descanso.
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Lorena Guardamagna
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