martes 28 de octubre del 2025

Delfina Gallo: El inglés, esa cuenta pendiente que sí podés saldar

Hay frustraciones silenciosas que nos acompañan durante años. No hacen ruido, no interrumpen la rutina, pero están ahí, latentes, recordándonos que algo nos falta. Para muchos adultos, el inglés es justamente eso: una deuda pendiente, un “algún día lo voy a hacer” que se repite como un eco y que se transforma en un peso invisible.

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La frustración de no hablar inglés se manifiesta de formas muy concretas. Es ese momento incómodo en una reunión de trabajo donde alguien cambia de idioma y uno queda fuera de la conversación. Es el viaje soñado en el que la barrera idiomática impide pedir con naturalidad un café o entender un cartel. Es el curso online, la oportunidad laboral, la entrevista internacional que se deja pasar porque “mi inglés no alcanza”. Y con cada ocasión perdida, el peso se hace más grande.

No se trata solo de no poder expresarse, sino de la sensación de haber tenido el tiempo y las oportunidades, pero no haberlas aprovechado. Es un recordatorio constante de que, en algún punto, nos abandonamos a nosotros mismos. Muchos adultos me confiesan que sienten vergüenza, que el inglés los paraliza, que lo viven como una deuda no saldada con su yo del pasado. Y es cierto: no hablar inglés puede sentirse como un obstáculo persistente, una herida pendiente que limita la confianza.

Pero ese obstáculo también puede convertirse en motor. Porque del otro lado de la frustración hay algo inmenso: la posibilidad de liberarse. Hablar inglés no es solo sumar un idioma, es recuperar seguridad, es sentirse parte, es volver a ser protagonista de tu propia historia. Es el momento en el que una alumna me escribe: “No puedo creer que me animé, ahora entiendo que sí era posible”. Es el día en que alguien, después de años de esquivar el inglés, descubre que puede comunicarse, equivocarse y aun así seguir adelante.

Lo más poderoso es entender que nunca es tarde. Que no importa si tenés 20, 40 o 60 años: la deuda no prescribe, pero tampoco la posibilidad de saldarla. Y lo más transformador es que, una vez que das ese paso, la frustración empieza a desvanecerse. Lo que era un peso se convierte en orgullo, y lo que era miedo se convierte en un horizonte nuevo.

El inglés puede ser una frontera, pero también puede ser la llave. Y la buena noticia es que cada persona puede elegir cuándo transformar esa cuenta pendiente en una oportunidad. A veces, el verdadero salto no está en aprender gramática o vocabulario, sino en dejar de postergar.

Si sentís que el inglés es tu deuda pendiente, tal vez hoy sea el momento de empezar a escribir una historia distinta. Porque lo que ayer fue frustración, mañana puede ser libertad.

Delfina Gallo

Instagram: @ms.delfinagallo

https://www.instagram.com/ms.delfinagallo/

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