Su crecimiento se da en paralelo a la consolidación del e-commerce, un modelo basado en la inmediatez y la disponibilidad permanente que transformó los hábitos de consumo. Frente a esta lógica acelerada, el retail físico se vio obligado a reinventarse. Mientras las plataformas digitales priorizan la velocidad, los concept stores proponen lo opuesto: exploración, tiempo y contacto directo con los objetos. Así, la experiencia en tienda se consolidó como el principal elemento diferenciador, al ofrecer un valor humano difícil de replicar en el entorno virtual: experiencias inmersivas, vínculo sensorial con los productos y sentido de comunidad.
Este fenómeno tuvo un segundo renacer tras la pandemia, cuando los consumidores, saturados de pantallas y algoritmos, comenzaron a buscar una reconexión con lo tangible: volver a habitar espacios reales, tocar, conversar y explorar. De tal modo, las tiendas físicas, impulsadas por la necesidad de contacto físico, el deseo de experiencias sensoriales y la búsqueda de pertenencia, recuperaron su rol como espacios de encuentro.
Si bien este es el panorama internacional, particularmente en Argentina, la expansión de los concept stores responde además a una serie de factores propios del contexto local. La inestabilidad económica, la inflación persistente, la caída del consumo masivo y los altos costos operativos, con alquileres dolarizados y una presión impositiva constante, se combinan con la reciente apertura de importaciones y la llegada de gigantes ultra low-cost como Shein y Temu. Estos factores profundizan la competencia y dificultan la sostenibilidad de la producción local.
Sin embargo, este escenario hostil impulsó una reacción inesperada. Muchas marcas que no podían afrontar individualmente un local comenzaron a asociarse, compartiendo espacios y gastos, lo que dio lugar a tiendas multimarcas con públicos afines. A la par, los consumidores, cansados de la oferta descartable y la pérdida de identidad del retail masivo, empezaron a buscar propuestas basadas en autenticidad, curaduría y sentido.
Un ejemplo destacado de esta nueva generación de tiendas es Dual Concept Store, un proyecto concebido desde cero con una premisa fundacional clara: articular ética y estética dentro de una propuesta curatorial. A diferencia de otros espacios, Dual no funciona como extensión de una marca preexistente, sino como un concepto integral sustentado en un manifiesto filosófico que entiende el dualismo como equilibrio posible entre tradición e innovación, funcionalidad y profundidad, diseño y valores.
Su propuesta integra diseño independiente, producción ética y piezas realizadas con materiales nobles y procesos honestos, abarcando disciplinas como indumentaria, joyería, decoración, arte y accesorios. Más que vender objetos, Dual construye un universo estético y cultural que prioriza el sentido, la historia y la identidad detrás de cada pieza.
Además, su elección de Floresta como punto de partida responde a una voluntad de descentralizar el diseño y ampliar el acceso cultural, generando un puente entre creadores emergentes y nuevas audiencias. En un mercado dominado por la competencia de precios, Dual encuentra su singularidad en la curaduría consciente, la experiencia y la construcción de comunidad, posicionándose como un refugio cultural dentro del panorama actual de los concept stores.
Dual Concept Store
Instagram: @dual_conceptstore
Avenida Directorio 3801, CABA
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