Cuando la vida nos enfrenta a un diagnóstico difícil, como un tratamiento de quimioterapia, un hijo con autismo o un ataque de pánico inesperado, el cuerpo no es lo único que se ve afectado. También la mente, las emociones y hasta el sentido de la vida entran en juego. Y aunque la medicina convencional es indispensable y siempre debe ser el pilar del tratamiento, cada vez hay más evidencia de que existen terapias complementarias capaces de sumar alivio, calidad de vida y resiliencia.
El cannabis medicinal, por ejemplo, ha demostrado eficacia en el control del dolor, las náuseas y el insomnio, aportando bienestar a quienes atraviesan tratamientos oncológicos o trastornos crónicos. Los hongos medicinales, como el reishi o la melena de león, son estudiados por su capacidad inmunomoduladora y neuroprotectora, con potencial en contextos tan diversos como el cáncer o el espectro autista.
La suplementación consciente también ocupa un lugar central: no se trata de tomar vitaminas sin criterio, sino de elegir de manera personalizada, según la biología y la historia de cada paciente, los nutrientes que fortalecen al organismo en momentos de alta demanda.
A este entramado se suma la importancia de la microbiota intestinal, hoy considerada un verdadero órgano que influye en la inmunidad, las emociones y la tolerancia a los tratamientos. Cuidar el intestino con probióticos, prebióticos y una alimentación adecuada puede marcar la diferencia en la regulación de neurotransmisores, la ansiedad y hasta la respuesta a la quimioterapia.
Pero la salud no es solo biología. Cada vez más estudios muestran que la gratitud, el propósito de vida y el acompañamiento emocional son tan importantes como los fármacos. La soledad se reconoce como un factor de riesgo comparable al tabaquismo, mientras que sentirse acompañado y vivir con un sentido claro potencia la recuperación.
Por eso, en HenKo decimos que un paciente no es solo un diagnóstico. Es una historia, un entramado de vínculos y sueños que merecen ser cuidados con la misma dedicación que el cuerpo. Y cuando a la medicina tradicional se suman prácticas como la meditación, el Reiki o simples rituales de gratitud diaria, algo profundo se enciende: la capacidad natural del cuerpo-mente de sanar.
La integración es el verdadero camino. Que lo convencional y lo complementario no sean dos mundos separados, sino un mismo viaje hacia el bienestar, donde sanar no significa únicamente vencer la enfermedad, sino volver a habitarse con confianza, plenitud y sentido.
Alejandro Kamenjarin
Médico integrativo experto en Cannabis Medicinal y Medicina Adaptógena.
MN : 91014
@henkomedicinaintegralfamiliar

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