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¿Cómo nace Matilde Empanadas?
Matilde Empanadas nació de una visión particular sobre un producto tan argentino como la empanada, que en nuestra ciudad parecía estancado en términos de innovación y comunicación. Detectamos un campo con espacio para nuevas ideas y, siendo inquietos y emprendedores, nos lanzamos a la búsqueda de esa chispa creativa. El camino, como todo emprendimiento argentino, ha sido turbulento, lleno de altibajos, pero también de mucho disfrute. Estamos en una búsqueda constante de mejoras, de esa innovación que nos convocó al inicio, y de mantener el elevado estándar de calidad que nos exigimos.
¿Cuál es el proceso creativo detrás de tus empanadas? ¿Cómo decides los sabores y combinaciones?
El proceso creativo de nuestras empanadas se basa en una premisa fundamental: Matilde es una abuela que ha viajado, conoce varias cocinas del mundo y le encanta alimentar a los suyos. De este concepto surge la idea del disco, algo argentino, social y colectivo. Nos enfocamos en pensar en platos, principalmente argentinos, que nos llamen la atención o que tengan algo especial, y los convertimos en empanadas. Este trabajo está a cargo de uno de nuestros socios y chef, quien se encarga de diseñar estos procesos. Es un desafío constante mantener la esencia de cada comida y traducirla en uno de nuestros productos.
¿Qué crees que diferencia a Matilde Empanadas de otras opciones en el mercado?
Lo que diferencia a Matilde Empanadas de otras opciones en el mercado es el conjunto de todo lo que nos proponemos como equipo y emprendimiento, reflejado en nuestros productos. Matilde ofrece más que una comida; es una experiencia, “una comida con la abuela”. Una mesa donde hay unión, muchas personas compartiendo un momento. Ese es nuestro objetivo, que tratamos de lograr a través de la innovación, del trabajo en equipo, y de pensarnos como clientes para juzgar nuestras necesidades.
¿Tienes algún consejo para otros emprendedores que buscan innovar en el mundo de la gastronomía?
Más que un consejo, recomendaría mantener vivo al niño que llevamos dentro, adoptar una postura lúdica hacia el aprendizaje y dejarse sorprender. Es fundamental no perder la humildad, estar abiertos al entorno y compartir tanto con clientes como con colegas. Hablar y discutir todo lo posible con pares para aprender y reflexionar sobre lo que uno ofrece. Ir de a poco, con un objetivo claro, pero paso a paso y sin desesperarse. El día a día puede ser intenso o estresante, pero hay que tratar de disfrutar el viaje y alimentar la creatividad.
Instagram: matilde.empanadas
