El vino evoluciona: llega la era del disfrute consciente
Durante años, el vino fue sinónimo de celebración y encuentro. Pero hoy, el disfrute también se mide en equilibrio. El consumidor actual —curioso, informado y cada vez más consciente— busca coherencia entre placer y bienestar.
Así surgen los vinos de bajo alcohol y sin alcohol: una categoría que deja de ser curiosidad para convertirse en tendencia global. En mercados como Europa y Estados Unidos ya cuentan con su propio espacio en góndolas y cartas de restaurantes. En Argentina, la ola recién comienza… y representa una gran oportunidad estratégica para las bodegas que sepan leer el cambio.

Un consumidor nuevo, una comunicación nueva
Como consultora en marketing de bodegas, lo observo a diario: no se trata solo de crear un nuevo producto, sino de reinterpretar el vínculo con el consumidor.
Los vinos de bajo alcohol no son una versión “reducida”, sino una experiencia distinta: frescura, liviandad, libertad, inclusión. Hablan de bienestar, elección consciente y disfrute sin culpa.
Y las bodegas que logren transmitir ese mensaje con autenticidad y propósito, sin forzar un discurso saludable vacío, serán las que se posicionen a la vanguardia.
Estrategia y sensibilidad: el nuevo maridaje del marketing
Las bodegas boutique argentinas tienen algo que las grandes envidian: flexibilidad creativa.
Por eso, más que seguir una moda, pueden adaptar la tendencia a su propio ADN.
Un vino sin alcohol de los Valles Calchaquíes, un rosado bajo en alcohol del Valle de Uco o un blend patagónico con 9° de alcohol pueden transformarse en íconos contemporáneos.
La clave está en pensar la estrategia integral: naming, envase, discurso y experiencia digital. Porque hoy, las personas no compran solo botellas: compran historias que encajan con su estilo de vida.
¿Cómo conectar con el nuevo público?
El consumidor cambió sus hábitos y también sus canales. Ya no alcanza con estar en ferias o en vinotecas: hay que estar donde se conversa, se inspira y se comparte.
Instagram, TikTok o LinkedIn se convirtieron en los nuevos puntos de degustación digital.
El desafío para las bodegas es comunicar de forma humana y estratégica. Traducir la esencia del vino a un lenguaje actual, visual y emocional.
Esa es la diferencia entre “estar presente” y “ser recordado”.
Tradición y modernidad: no se trata de reemplazar, sino de ampliar
Algunos puristas todavía desconfían del vino sin alcohol, pero el marketing no busca reemplazar la tradición: busca ampliarla mesa del vino.
Un vino sin alcohol puede ser el primer paso para quien antes elegía cerveza, o la alternativa perfecta para quien ama el vino pero quiere moderar su consumo diario, o quien sale con auto y quiere disfrutar un vino.
No es una amenaza. Es una evolución. Una oportunidad para acercar el vino a más personas y a más momentos.
El futuro del vino se escribe con propósito
El mercado del vino está atravesando una transformación profunda. Hoy, hacer un buen vino no alcanza: hay que saber contarlo.
Las bodegas que comuniquen desde un propósito real —ya sea bienestar, sustentabilidad o innovación— serán las que lideren la nueva era vitivinícola.
Los vinos de bajo alcohol y sin alcohol son el reflejo de esa evolución: una categoría que une coherencia, disfrute y estrategia.
El éxito estará del lado de quienes entiendan que el futuro no se improvisa, se planifica con visión y se comunica con alma.
Fer Di Tomaso
Consultora en Marketing Vitivinícola & Sommelier Ig: @fer.ditomaso
Ayudo a bodegas boutique a ser vistas, elegidas y recordadas.
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