A menos de un mes de haberse instalado en la Casa Blanca, Joe Biden y su esposa Jill, ya pusieron su sello personal a la histórica residencia y, a diferencia de la gestión anterior, ahora se la ve radiante.
El nuevo matrimonio presidencial adora la fiesta de San Valentín y, en ese sentido, fueron ellos mismos quienes decoraron el enorme parque con coloridos corazones inmensos.
La iniciativa fue de Jill, y su esposo, con quien comparte desde hace 43 años, la acompañó entusiasmado con la original propuesta a la que dotaron de un importante mensaje para todo Estados Unidos.
Cada corazón tenía una leyenda: "Compasión", "Fuerza", "Amor", "Unidad", "Esperanza". Algunos de ellos, firmados por Jill, fueron destinados para su marido.
Acompañados por sus perros Champ y Major, muy abrigados y con una taza de café en sus manos, el presidente estadounidense y la primera dama engalanaron así el parque del nuevo hogar.
Una vez terminada la tarea, la pareja se acercó hacia donde estaban los periodistas que vieron asombrados la original iniciativa. "Hay esperanza", respondieron a las preguntas que les hicieron.
Por su parte, Jill dijo que ésta es una forma de animar a quienes sufren por la pandemia. Además, el mandatario confesó que esta fecha es el día preferido de su mujer.
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Durante la gestión de Barack Obama, su marido fue el vicepresidente del país, por lo tanto ella era la "segunda dama", término que cuestionó y pidió que la llamen la "capitana del escuadrón del Vicepresidente". Con ese puntapié nicial en la vida política, Jill ya dejó ver su estilo y personalidad.
Se define como una típica mujer trabajadora y no sólo una simple acompañante y tiene una profusa formación intelectual. Está lejos de las frivolidades y cuando cumplió su rol de segunda dama, fue muy activa, y aseguran que su papel de Primera Dama, es aún mejor.