El célebre coreógrafo Maximiliano Guerra y su pareja bailarina, Myriam Barroso, pasaron por el Registro Civil para legalizar su unión de tres años. En una ceremonia para pocos, donde los amigos y familiares más cercanos, incluidas las hijas de Guerra - Zoe y Azul, además de Micaela, vía virtual desde Milán- fueron testigos.
Acorde a su bajo perfil, Maximiliano Guerra ideó una tarde soñada, que terminó de coronarse con un shooting nupcial frente al Teatro Colón donde más de una persona se acercó a felicitarlos. “Son días muy emocionantes y definitorios. Cuando uno toma la decisión de sellar un amor, una pareja, un proyecto de vida, es movilizante. Fue un día muy especial porque gracias a dios tuve una boda muy íntima, con la gente justa y necesaria. Solo faltaba mi hija mayor con mis nietos y su marido que viven en Italia”, contó Guerra a CARAS, días después del gran día.
Las miradas de amor mutua invadieron la sala de la calle Uruguay desde la llegada de los novios. “Myriam estaba bellísima, feliz como yo con el paso que dimos y acompañado por mis dos hijas que fueron un gran apoyo y sostén muy fuerte para mi vida”, sumó el artista que comparte la misma entrega por la danza que su prometida. “Esto sella una historia de amor muy bella, de compañerismo, de amistad, de respecto y de ayudarnos todo el tiempo a crecer y ser mejores personas”, cerró el artista, que tras pasar por el Registro Civil de la calle Uruguay se manifestó emocionado por el enorme paso.
La historia de amor entre Maximiliano Guerra y Myriam Barroso
Colega y compañera de vida, Myriam Barroso llegó al a vida del célebre bailarín -hoy abocado a la política- en pleno confinamiento del 2020. Y aunque la situación mundial no resultaba alentadora, su conexión fue tan mágica que, desde entonces, jamás dejó de escribirse. Comprometidos a una vida juntos, se entusiasman con el por venir y, además del amor mutuo, sellado con el casamiento, entrelazan la pasión compartida por la danza.
FOTOS: Alejandro Palacios