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La reina Sofía volvió a ser noticia, pero esta vez por un motivo preocupante. Durante su reciente viaje a París para asistir a la final de los Juegos Olímpicos, la madre del rey Felipe VI tuvo que recibir asistencia médica de urgencia, situación que encendió las alarmas sobre su estado de salud.
La presencia de la reina emérita en la clausura de los Juegos Olímpicos fue, en principio, una decisión estratégica para cubrir la ausencia de otros miembros de la Casa Real. Sin embargo, lo que parecía un simple acto de representación se convirtió en una experiencia agotadora para Sofía, quien, a sus 85 años, se enfrentó a temperaturas extremas que la dejaron al borde del colapso.
El mal momento de la reina Sofía
A pesar de los intentos por protegerla del calor, los desplazamientos y las largas horas de pie en los estadios hicieron mella en la salud de Sofía. Testigos la vieron sudar intensamente y mostrarse visiblemente incómoda durante su estadía en París. Finalmente, tuvo que retirarse al hotel antes de tiempo, visiblemente afectada.
La situación llegó a un punto crítico cuando, tras varios días de malestar y fuertes dolores de cabeza, la reina Sofía solicitó ayuda médica. Según fuentes cercanas, además del golpe de calor, la emérita sufrió un episodio de mareo y una notable hinchazón en los tobillos, lo que hizo imposible que continuara con su agenda.
Su falta de apetito y la deshidratación complicaron aún más su estado, obligando a los médicos a recomendar su regreso inmediato a Palma de Mallorca, lugar que se ha convertido en su refugio.
Felipe VI y Letizia Ortiz deberán ahora decidir qué hacer con la reina emérita, siguiendo las recomendaciones médicas sobre si debe seguir presidiendo asuntos protocolares o no.
VO
