viernes 29 de marzo del 2024
MúSICA 03-05-2019 16:32

La Mona Jiménez presenta a su numerosa familia en unas desopilantes vacaciones

Sin rencores confiesa que no le guarda “rencor” a quienes lo despreciaron en sus comienzos Galería de fotosGalería de fotos

Con más de 50 años de trayectoria, Juan Carlos Jiménez Rufino (68), más conocido como “La Mona”, se transformó en un grande de la música argentina y en el “Rey del Cuarteto”. Confiesa que no le guarda “rencor” a quienes lo despreciaron en sus comienzos pero que, aún hoy, su mayor satisfacción sigue siendo haber llevado “a lo más alto” al cuarteto y “haber hecho bailar a cuatro generaciones”. Desde Brasil, donde decidió pasar una semana junto a su familia, remarca: “Mi grito en el escenario fue siempre mi rebeldía.”
   Y es que aún en sus momentos de descanso, La Mona se dedica a complacer a sus fanáticos. Así, bajo un espléndido atardecer en Arraial d’Ajuda, el astro cordobés se pone en el centro de un grupo de turistas argentinos y espera el flash de un celular con el que le van a tomar la sexta foto de la tarde. “Todo se lo debemos a la gente y todo es por ellos”, explica y su entorno comparte con gusto esa expresión.
   Siguiendo un caminito de piedras y arena, el cuartetero se divierte como un chico, le hace muecas graciosas a sus cinco nietos y luego dispara comentarios más agudos a los adultos que lo rodean. Todos se tienen que apurar. Les espera una sesión de fotos y luego la cena porque ni aún en Brasil Jiménez pierde la costumbre de cenar temprano. Por eso una parte de la entrevista se realiza al salir de playa y propone que la otra se haga durante la comida. Antes, quiere un rato de privacidad para producirse y quedar impecable frente a las cámaras.
   Brasil le da un poco más de intimidad a una de las familias más reconocidas de Córdoba y las vacaciones le vienen en el momento justo al “Rey del Cuarteto”. Tuvo un verano lleno de shows hasta coronar el final de la temporada con una imponente presentación en el mega festival Lollapalooza, que antes estaba reservado sólo para las bandas de rock y pop.    
   “Siempre me marginaron. Todos los viernes nos hacían racias por cantar cuarteto. Terminábamos todos en fila india yendo a los colectivos y después nos metían en cana. Nunca tuve resentimiento a los que me llamaban negrito. Eso nunca me tocó. Pasó el tiempo y hoy ya están todos muertos”, confiesa entre risas. Pero a un comienzo muy difícil también le llegó el éxito nacional, de la mano de algunos himnos del cuarteto como “Quién se ha Tomado Todo el Vino” o “Agujita de Oro”,  y su casamiento con Juana Delseri, con quien criaron tres hijos: Lorena, Carlos y Natalia. Su esposa  también pasó a ocupar un rol importante en la carrera: se transformó en su manager y hasta le diseñaba los trajes para las presentaciones.
   “No soy nada sin mi Juana, todo se lo debo a ella, me da libertad, me conoce y me cuida como nadie”, comenta “La Mona” con voz de enamorado, y sobre un amor que se mantuvo en el tiempo a pesar de que hace 20 años se separaron. Hoy, Juana sigue presente en cada detalle; desde la organización de los recitales hasta la cena de todos los días. “Nos divorciamos pero han quedado prendidos nuestros corazones, tenemos nuestros tres hijos, nos seguimos amando todos y ahora están los nietos que nos siguen dando felicidad”, reconoce.
   Con perfil bajo y un camino en ascenso, Natalia—la hija más chica de La Mona—pasó de hacer las ropas para sus muñecas, cuando era chica, a diseñar los vestidos que se lucen en las más importantes fiestas de Córdoba. También es la que viste a su padre para que brille en los escenarios. “Desde chiquita fui una emprendedora nata. Mis clientas me inspiran”, asegura. Su hermana Lorena, en cambio, es cantante, actriz y productora. Con un espíritu combativo y enérgico, se plantó en el ambiente del cuarteto cordobés para intentar marcar un nuevo camino en el género. “Somos pocas mujeres las que hacemos cuarteto”, subraya quien siguió el legado de su padre junto a su hermano, Carlos Jiménez, más conocido como “Carli”. “Yo viví las dos discriminaciones de chico. En los bailes cargaba con el peso de ser un chetito, rubiecito y de ojos celestes, mientras que en el barrio nos miraban de costado por ser hijo de un cuartetero”, concluye el heredero de “La Mona” y quien también logró darle una identidad propia a su trabajo y ser reconocido en el ambiente.

 Agradecimientos: María José Mamblona.
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