Mientras Felipe VI sigue cumpliendo con una agenda oficial que no da tregua, en el seno de su familia se libra una batalla silenciosa que preocupa profundamente al monarca. Detrás de la paz que parece reinar en los actos institucionales y las despedidas públicas, como la reciente de su hija Leonor, quien se embarcó en el buque escuela Juan Sebastián Elcano, hay un trasfondo personal cargado de tensiones y miedos.
Desde el verano de 2023, la salud de Irene de Grecia, hermana de la reina emérita Sofía, se convirtió en un tema delicado. A sus más de 80 años, Irene enfrenta los efectos del Alzheimer en una etapa avanzada. Su última aparición pública, donde se la vio en silla de ruedas y con la mirada perdida, encendió las alarmas sobre su estado. Fuentes cercanas aseguran que sus momentos de lucidez son cada vez más escasos, y las posibilidades de una mejoría son inexistentes.
La gravedad de su situación llevó a Felipe VI a buscar a los mejores especialistas para garantizar que su tía reciba atención de primera calidad. Rodeada de neurólogos destacados y cuidadores especializados, Irene permanece bajo observación constante en un entorno privado, lejos de los centros residenciales habituales para pacientes con esta enfermedad.
El deterioro de Irene es un desafío emocional para su hermana, la reina Sofía. La emérita asumió un papel de cuidadora, acompañándola en todo momento. Este compromiso inquebrantable, aunque admirable, está cobrando factura en su salud mental y física. Según allegados a la familia, la reina Sofía atraviesa episodios de tristeza profunda, agravados por la pérdida reciente de seres queridos como su hermano Constantino y otros familiares cercanos.
Felipe VI, consciente del impacto emocional que la situación está teniendo en su madre, intervino para aliviar la carga. En las últimas semanas, promovió que la reina Sofía retome compromisos institucionales y participe en actividades que la distraigan del difícil contexto familiar.
Una preocupación latente para Felipe VI
El rey, quien teme que su madre desarrolle un cuadro similar al de su hermana, tomó medidas adicionales para protegerla. Sofía cuenta con un médico que la visita a diario y sigue de cerca su estado de salud. En este contexto, la reina Letizia mostró un fuerte compromiso con el bienestar mental de la familia.
Aunque la enfermedad de Irene de Grecia no tiene solución, la familia real busca adaptarse a las circunstancias de la mejor manera posible. Incluso están evaluando la posibilidad de que Irene regrese a Grecia, donde podría estar rodeada de otros familiares en un entorno más cercano a sus raíces. Mientras tanto, Felipe VI continúa equilibrando sus deberes como jefe de Estado con la difícil realidad que enfrenta su familia.
VO