Deportista y competitiva por naturaleza, la princesa Charlene (42) cumplió su último desafío llevándose los laureles de la victoria. Se preparó durante meses para cumplir con la travesía en bicicleta acuática entre las islas de Córcega y las costas del Principado de Mónaco, un total de 180 kilómetros de distancia.
Mientras desde la costa, su marido el príncipe Alberto (62) la vigilaba con sus prismáticos y sus mellizos Gabriella y Jacques (5) la alentaban, ella agotó sus energías pedaleando durante 22 de las 24 horas que duró la competencia.
En la tercera edición del “Crossing: Calvi-Mònaco Water Bike Challenge”, el domingo 14, subió al podio del Yatch Club de Mónaco, junto a su equipo Serenity, que integra con su hermano Gareth Wittstock (40), a recibir sus medallas de ganadores.
Primero, Charlene debió superar la frustración de haber perdido a su compañero original, ya que Conor McGregor (32) se retiró de la competencia por una denuncia de agresión que presentó una mujer. La princesa participó con un fin solidario y para concientizar a los padres sobre la importancia de que los niños aprendan a nadar. Y su esfuerzo fue mayor, ya que pedaleó sobre una bicicleta acuática ergonómica que alcanzó los 13 kilómetros por hora.